La historia de Javier, el Nieto número 130 y si difícil historia de vida y lucha en Aurora Argentina.
Javier Matías Darroux Mijalchuk desapareció cuando tenía casi cinco meses. Una carta le había dado esperanzas a Elena Mijalchuk, su mamá, de conseguir un dato sobre su marido, Juan Manuel Darroux, que había sido secuestrado unos días antes. Por eso fue al lugar que le habían indicado: la calle Pampa, entre Lugones y Figeroa Alcorta. Llevó a su hijo. Y su familia no supo nada más de ellos, el bebé fue luego adoptado. Con el tiempo y ya de grande, el joven decidió acudir a Abuelas de Plaza de Mayo y tras diez años de espera y de lucha pudo recuperar su identidad.
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Javier dialogó en Aurora 91.3 y contó su emocionante historia:
“Es una fecha que históricamente es muy importante no solo por mi experiencia personal sino para toda la sociedad argentina, se conmemora el mayor horror de la dictadura argentina. A mi me toca de cerca por mi situación personal pero yo creo que desde hace muchos años la sociedad comprendió la importancia de plantarse y de seguir exigiendo verdad y justicia por los compañeros que estuvieron en mi misma situación”, sostuvo.
“Esto en mi persona es una cosa de identidad biológica, yo desde que tengo uso de razón y a diferencia de otros nietos que fueron criados en la mentira, yo siempre supe que era hijo no biológico de la familia que me crio e incluso tuve una adopción legal. Recién de grande, a partir de los 25 años, me empezaron a caer las fichas, por mi fecha de nacimiento, por mis amigos, por la campaña de abuelas, fue lo que me llevó a pensar que soy hijos de desaparecidos y así fue que en 2006 me acerqué a Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba y pasaron diez años hasta que me pudieron dar la grata noticia de que ellas me encontraron a mi familia biológica”, aclaró.
“Yo desde lo personal sentía que esto era algo que no me iba a cambiar pero si sentí el compromiso de acercarme a Abuelas por un motivo de responsabilidad civil y me plantearon la situación y entendí que me tenía que acercar por las otras personas”.
“Mi tío estuvo activamente buscándome, las abuelas tienen un amor incondicional y mi tío nunca dio de baja una línea de teléfono y siempre esperó para tener noticias y la noticia llegó y fue la primera persona de mi familia biológica con la que me encontré”, contó.
“Podría escribir un libro, a mi me adoptan por que mi madre adoptiva no podía tener hijos ya que tuvo una enfermedad y falleció cuando yo tenía 5 años y mi padre adoptivo se volvió a casar un año después de eso. Imaginate que yo en seis años de vida tuve tres madres y tenía un gran conflicto con la figura femenina. Me criaron con mucho amor, pero por mi historia de vida fui desarrollando una personalidad cada vez más conflictiva hasta el momento de la adolescencia. Siempre me sentía ajeno a esa familia, había algo que me hacía pensar que nunca me pude adaptar”, sostuvo.
“El pilar o el apoyo es tener afortunadamente a mi compañera que hace 20 años me acompaña y yo lo considero como un privilegio, cada día crecemos juntos. No le alcanzan la palabras para describir lo importante que es en mi vida”, sentenció.
Escuchá la entrevista completa en “Un día perfecto”: