Se trata de Nadia Fucilieri (33), quien recibió la máxima pena por el doble homicidio de sus hijos Pía del Rosario Martínez (2) y Marcelino Martínez (4), ocurrido en el año 2017.
La obstetra que asesinó a sus hijos de 2 y 4 años al degollarlos con un bisturí, fue condenada a prisión perpetua por la Justicia de Tucumán. El hecho ocurrió en su casa de la capital tucumana, en 2017.
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Se trata de Nadia Fucilieri (33), quien el pasado viernes por la tarde recibió la máxima pena por el delito de doble homicidio triplemente agravado por el vínculo, por alevosía de sus hijos Pía del Rosario Martínez (2) y Marcelino Martínez (4), y por la finalidad de causar sufrimiento a su expareja, padre de los niños.
El tribunal compuesto por los jueces María Fernanda Bähler, Fabián Fradejas y Luis Morales Lezica también dispuso revocar la prisión domiciliaria que la mujer cumplía en la casa de su tía e imponerle prisión preventiva, por lo que fue trasladada al penal de mujeres.
Durante sus alegatos, la fiscal Marta Jerez sostuvo que “nadie más pudo ser la autora del crimen- en referencia a Fucilieri-, ella ni siquiera lo negó o se defendió”, sin embargo, “la estrategia defensiva va por el lado de plantear la imputabilidad pero los médicos y los largos tratamientos demuestran que ella estaba en condiciones de entender todo lo que hacía”, al momento de cometer el crimen.
Por su parte, la abogada querellante dijo que la acusada “actuó en pleno uso de su capacidad mental, lúcidamente compró guantes y un bisturí, se encintó la mano para no cortarse y le escribió una carta, un pleno acto perverso, para culpar a su marido” y luego mató a sus hijos.
En tanto, al momento de decir sus últimas palabras, antes de que el tribunal pasara a deliberar, Fucilieri manifestó: “No me cierra nada y nunca lo hará, formé una familia con una persona que quería que supliera la familia que no tuve, llegó mi hijo y fue lo mejor de la vida y después llegó su hermanita, siempre me hice cargo de los niños"
"Ya no espero nada, solo quiero que esto se cierre porque yo no lo puedo cerrar”, agregó la mujer.
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El hecho ocurrió entre la noche del 3 y la madrugada del 4 de octubre de 2017, en una vivienda ubicada en la calle Santa Fe 1846, de San Miguel de Tucumán, donde la Fucilieri residía con sus hijos.
“Los dos niños dormían cuando fueron degollados, aunque los médicos forenses no descartan que la nena se haya despertado durante el ataque ya que presenta heridas cortantes en distintas partes del cuerpo que podrían ser signos de defensa”, detalló en aquel entonces un investigador.
Según la pesquisa, el doble filicidio fue descubierto cuando los vecinos escucharon gritos provenientes de la casa de la mujer y llamaron al 911, tras lo cual, efectivos de la comisaría local se trasladaron hasta el lugar.
Al ingresar a la vivienda, los policías encontraron a Fucilieri con varios cortes en los brazos y a los niños muertos en una habitación, con heridas de arma blanca en el cuello y en el pecho, dijeron los informantes.
Las fuentes señalaron que la mujer fue asistida de sus lesiones en el Hospital Padilla y después de recibir el alta médica quedó detenida y con asistencia psiquiátrica.
En su momento, el fiscal Diego López Ávila, requirió la elevación a juicio de la causa con Fucilieri como imputada del mismo delito por el que ahora fue condenada.
“Fucilieri actuó en forma premeditada y con la finalidad de causar un sufrimiento extraordinario y tormentoso a su expareja y padre de sus hijos, Aldo Sergio Martínez”, señaló el fiscal.
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Para López Ávila, “la mujer accionó valiéndose de sus habilidades y conocimientos en anatomía humana debido a su formación como Técnico Superior en Obstetricia”.
En la acusación, el fiscal sostuvo que “estos indicios permiten sostener que la imputada se habría colocado en sus manos unos guantes de látex para cometer entre atroz hecho utilizando un bisturí y luego de terminar con las vidas de sus pequeños hijos de dos y cuatro años, se autolesionó con la misma arma empleada para ultimar a su prole”.
En 2019, el juez de Cámara, Enrique Pedicone, ordenó que Fucilieri continúe privada de la libertad aunque en la casa de un familiar y monitoreada con una tobillera con GPS, por lo que fue trasladada desde la cárcel en la que permanecía alojada al domicilio de su tía.