Desde el lunes 2 de enero se realiza en el Tribunal Oral en los Criminal 1 de Dolores el juicio contra los ocho rugbiers acusados del asesinato en Villa Gesell.
Finalizó la primera semana del juicio oral contra los ocho rugbiers acusados del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell el 18 de enero de 2020.
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En jornadas más que duras para la familia del joven de 18 años, por lo diversos testimonios, la defensa confirmó que continúan con la misma imputación para los ocho que estuvieron sentados en el banquillo de los acusado del Tribunal Oral en los Criminal 1 de Dolores durante estos cinco días.
Durante las diversas jornadas, varios testigos del ataque y crimen, como los secundarios, fueron personas claves para la causa ya que algunas hasta dieron información "valiosa" para sumar al caso y que complican aun más a los ocho rugbiers.
Por el momento el más complicado es Máximo Thomsen ya que en varias declaraciones, en su mayoría, lo incriminan como la persona que le pegó a Fernando y hasta culpó a Pablo Ventura.
Si bien el rostro de los rugbiers involucrados en el homicidio circulan por las redes de manera corriente, durante el juicio los acusados se presentaron con barbijos, lo que impedía ver bien sus caras y expresiones ante la declaración de los testigos y la presentación de pruebas.
En esta primera jornada declararon los papás de Fernando luego de que Hugo Tomei haya pedido dos anulidades del juicio que terminaron siendo rechazadas, ambas, por el Tribunal.
Sobre la madrugada del 19 de enero de 2020 recordó que sonó el teléfono, ella atendió y primero una mamá de un compañero de su hijo la había puesto en alerta sobre que algo había pasado con él. A los pocos minutos Graciela levantó a su esposo, y le dijo que tenían que ir inmediatamente a Villa Gesell porque Fernando había tenido un accidente.
Pero “cinco minutos más tarde”, un comisario la llamó a Graciela, y ella le pasó el teléfono a su esposo. Cuando éste cortó, le dijo: “Fernando murió”. “No tuvieron piedad, era un ser humano, me duele tanto lo que le hicieron, le llamaban negro. Me quedé sin nada”, aseguró Graciela, quien cuestionó “cómo puede un ser humano discriminar de esa manera” al haberlo matado. La querella había acusado por homicidio por odio racial lo que no prosperó en la acusación fiscal.
En el segundo debate pasaron por el Tribunal el suegro de Fernando, Julieta no pudo asistir, y amigos de la víctima que estuvieron aquella madrugada fatídica en Villa Gesell.
Primero declaró Lucas Filardi quién relató cómo sucedieron los hechos: “Había cuatro o cinco personas pegándole a Fernando", señaló y también indicó que Luciano Pertossi fue quién le pegó a él. Lucas fue el testigo que reconstruyó tirándose al piso del Tribunal cómo su amigo cayó tras recibir el primer puñetazo y luego lo que la víctima hizo para intentar evadir las patadas que le daban en el pecho y la cara.
Otro amigo, Juan Bezzuso, dijo que él vio cuando uno de los atacantes le dio “una piña a Fer que lo sienta y cae de rodillas” y al instante le daban “patadas en la cabeza”.
“Vamos a ver quien gana ahora”, fue la frase que escuchó “claramente” el testigo Federico Raulera. Por su parte, Julián García, otro de los amigos de Fernando, dijo que al salir del boliche, pudo ver que entre cinco o seis fueron a atacarlos: “A ver ahora que estamos afuera”.
Se vivieron momentos de tensión dentro de la sala del TOC 1 de Dolores luego de que uno de los amigos de Fernando Báez Sosa, en varios tramos de su declaración, volteó su cabeza y se quedó por minutos mirando al grupo de rugbiers que estaban con sus barbijos.
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El hecho ocurrió cuando el abogado le pidió si podía reconocer a uno de los agresores y la presidenta del Tribunal se lo impidió. “¿Quiere que me de vuelta?”, había dicho Thomas D"Alessandro predispuesto a hacerlo.
Ante esta situación, rápidamente intervino la presidenta del Tribunal 1 de Dolores, Claudia Castillo, para impedirlo porque infringía una norma del Código Procesal.
Con el relato de más de ocho amigos de la víctima, se pudo reconstruir mejor la escena del crimen y cómo todos los acusados fueron parte del ataque al pegarle a Fernando o no dejar que los jóvenes puedan defenderlo.
Pablo Ventura fue acusado falsamente por los rugbiers en el momento en que se dio el hecho, por lo que estuvo detenido por algunas horas hasta que se pudo comprobar que ni siquiera estaba en el lugar.
Fue así que su declaración fue una de las más esperadas durante el juicio. En el tribunal, dio su palabra tanto él como su padre, José Ventura, para sumar a la causa.
Aunque sin dar grandes detalles el joven relató que no conocía por amistad a los acusados pero que sí por vivir todos en la misma localidad: "Los vi pelear a los ocho en varias situaciones, a la salida de boliches en Zárate o en jodas”.
En el Tribunal se vieron conversaciones de Pablo con sus amigos que no entendían porqué estaba siendo acusado y luego sostuvo que para él quién lo había denunciado fue Lucas Pertossi.
Ese mismo día otro amigo de Fernando relató lo que se vivió a la salida de Le Brique: Máximo Thomsen le pegó una patada, con odio, brutalidad y con intención de matar”. El amigo de Báez Sosa habló de una “emboscada” hacia ellos, aunque buscaban alguien en particular, “a Fernando, ellos querían atacarlo a él”.
El jefe de seguridad de Le Brique relató entre lágrimas lo que vio aquella noche fatal en Villa Gesell: “Nunca ví nada igual, era saña. Hace 20 años que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas”.
Además manifestó que se le imposibilitó en varias oportunidades sacar a Thomsen del boliche. Otro patovica sostuvo que el joven tenía las "pupilas dilatadas que puede ser por el mismo alcohol que toman adentro, estaba totalmente sacado”.
En este debate comenzaron las declaraciones de testigos que no pertenecían ni al grupo de Fernando ni al de los rugbiers. El primero fue Tomás Bidonde quien había ido a pasar las vacaciones a Villa Gesell en el verano de 2020 y aquella madrugada del 18 de enero fue junto a un amigo al boliche Le Brique.
“Lo veo de frente, estaba Thomsen pegándole al chico que fallece, recuerdo que le pega dos patadas en la cabeza….como puntinazos, luego lo agarra y le vuelve a dar dos o tres patadas”, dijo en su relato quebrado por el llanto.
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Tras protagonizar el ataque, Bidone le dijo a su amigo que se quería ir de Villa Gesell y sólo se quedaron una noche más, tras lo cual se volvió a Buenos Aires. “Estaba schokeado y nervioso, y ver eso y toda la situación después, estaba mal, y al prender la tele escuché al padre de la víctima y avisé a mi mamá que iba a la fiscalía, que había visto todo”.
Otra de las que prestó declaración en el juicio fue Virginia Antonelli la joven que le hizo RCP a Fernando. La joven estaba dentro del boliche y había salido porque había muchísima gente.
Ahí fue cuando la seguridad del lugar expulsaba por la fuerza a uno de los acusados: Máximo Thomsen. Pérez Antonelli vio que un grupo de personas atacaban a Fernando y ella se acercó cuando él ya estaba en el piso. “Si alguien no tiene consciencia y no respira, hay que hacerle RCP”, dijo ante pregunta de la fiscalía sobre su conocimiento, ya que ella había hecho un curso al respecto en la Cruz Roja.
Lo que hizo unos minutos hasta que llegó el personal policial, que iban tomando la posta para seguir con el intento de salvarle la vida a Báez Sosa. “Yo le sostenía la cabeza a Fernando, le hablaba, le pedía que se quedara conmigo”.
El abogado de los rugbiers, Hugo Tomei, le preguntó nuevamente sobre sus conocimientos de reanimación y si no había riesgo de hacérselo a una persona a quien podía ocasionarle una lesión al mover el cuerpo: “Es mejor tener a una persona con la costilla rota y viva, que una persona muerta”, le respondió la joven.
En la última jornada de la semana, declaró Andrea Ranno, empleada del hotel y que vio pasar a los acusados después del crimen. Allí aseguró que los rugbiers "estaban orgullosos" y "festejaban porque todos se atribuían algo".
"Ellos pasaron frente al hotel y los escuché hablar de una pelea y que festejaban la situación, pero primero vi cómo uno de ellos salió corriendo y estaba como sacado", señaló la mujer en el tribunal de Dolores.
A su vez, declaró que minutos después de que uno de los acusados pasó corriendo por el lugar, escuchó como uno de los jóvenes le decía a otro “le rompí toda la jeta, estaba llena de sangre”.
En la última jornada del juicio, la declaración que tomó fuerza fue la de un Policía del allanamiento que confirmó quién le echó la culpa al joven de Zárate: "Thomsen fue quién dijo que la zapatilla con sangre era de Pablo Ventura", indicó Mariano Vivas.
El último en declarar este viernes fue Hugo Vázquez, otro jefe policial, que manifestó que en reiteradas oportunidades se les pidió a los detenidos que se dejen de reír porque era algo serio.
A su vez volvió a confirmar que Máximo Thomsen fue quién culpó a Pablo Ventura: "Cuando se preguntó de quién era la zapatilla con sangre el joven dijo "de Pablo" se le preguntó quien era y respondió "Pablo Ventura"".
Durante todas las jornadas se observó en la sala del TOC 1 la emoción y el pedido constante de perdón de los testigos a los papás de Fernando que en diversas oportunidades manifestaron que solo hay agradecimiento para ellos por dar su testimonio.