Hasta ahora la defensa trató de romper el proceso con nulidades y aspira a que ninguno de los ocho sea condenado, pero corre el riesgo de que todos lo sean. Para intentar salvar a algunos de ellos, indefectiblemente, tiene que renunciar a la defensa de algunos.
Hugo Tomei no sólo tiene la tarea titánica de llevar adelante la defensa de los ocho rugbiers sobre los cuales hay muchísima prueba en cuanto a que cometieron el homicidio de Fernando Báez Sosa.
Hasta lo que va del juicio, Tomei, defensor de los ocho, fue contra el proceso queriendo romper el juego. Metió dos nulidades y no le fue favorable, principalmente cuestiona la forma en que se imputó a todos los rugbiers y que no se describió adecuadamente la imputación a cada uno de ellos, es decir, qué hicieron supuestamente.
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La defensa no hace distinciones, es decir, va por querer exculpar a los ocho jóvenes del juicio, algo que va a ser imposible porque sobre los que le pegaron a Fernando de forma directa hay muchísima prueba, como es el caso de Máximo Thomsen.
Ahora, al hacer esta defensa colectiva y sin resignar que algunos puedan ser condenados, el resto que tuvo otro tipo de participación como ser arengar durante la golpiza o pegarles a los amigos de Fernando para evitar que lo vayan a socorrer, corren de esa forma el riesgo también de ser condenados a la misma pena en comparación con aquellos que están identificados pegándole al joven frente al boliche Le Brique.
Según expertos, la defensa se juega por todo y en esa jugada corre el riesgo que todos reciban la máxima pena, o sea, tanto aquel que le pegó y mató a Fernando, como el que sólo le pegó a los amigos de éste o sólo filmó la secuencia.
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La acusación refiere a que existió premeditación, que de antemano el grupo decidió ir a matarlo a Fernando y, de cierta forma, la defensa nada dice sobre eso, como ser que no existió una idea del grupo de ir a pegarle y hubo un resultado no buscado, lo que implicaría un homicidio preterintencional que, significativamente, tiene una pena menor que el homicidio simple.
Pero el hecho de asumir la responsabilidad sobre algunos de los rugbiers y querer salvar a otros, implicaría que haya intereses contrapuestos con un mismo abogado y eso podría darse de tener el grupo distintos letrados defensores, algo que no ocurre.
Consultados varios abogados defensores penalistas, también esgrimen la posibilidad que la defensa intente suavizar las condenas sobre el grupo ¿Cómo? Desplegar argumentos para que no prosperen los agravantes en el homicidio que son los que determinan la perpetua, esto es, fundar que no existió la premeditación ni la alevosía.
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Pero es, sin lugar a dudas, una tarea difícil, pues, si bien la premeditación es algo más viable para fundar que no existió y que no hay pruebas al respecto que el grupo determinó de antemano darle muerte a Fernando y cómo, queda la de la alevosía, algo más complicado teniendo en cuenta que, algunos de los atacantes, le pegaron al joven estando ya en el piso sin resistencia, cómo asegurándose de dar el resultado de muerte.
Por ahora y en lo que fue esta primera semana de juicio, la defensa insiste con las supuestas irregularidades del proceso. Hasta ahora, no tuvo curso favorable.