Los sistemas tácticos en el fútbol fueron cambiando con los años y siempre tuvieron que ver más con la necesidad de defender que la de atacar. 

Argentina se aisló del mundo futbolístico desde el mundial del 34. Primero la segunda guerra mundial y después cierta tozudez la mantuvieron fuera de las citas del 50 y 54. En ese período, se cansó de ganar campeoantos sudamericanos y eso alcanzaba para mantener la ilusión de ser los mejores del mundo. Cuando volvió a competir en Suecia 58, el cachetazo fue terrible. Una derrota con Alemania, un triunfo ante Irlanda y una goleada en contra durísima 6-1 con Checoslovaquia demostraroin que el juego atildado y guapo del Río de la PLata había quedado desactualizado ante la dinámica europea. Había que cambiar de sistema y el tradicional 2-3-5 se transformó en un mucho mas conservador 4-3-3. En ese esquema, los marcadores de punta eran vitales y Marzolini prácticamente inventó el puesto en nuestro país.

El chico nacido en Barracas naturalizó un puesto nuevo en el fútbol argentino pero además fue considerado uno de los mejores en esa posición a nivel mundial. Se hizo en las infantiles de Deportivo Italiano, debutó en primera en Ferro y pasó a Boca donde haría toda su carrera. Ganó los campeonatos de 192, 1964 y 1965, los Nacionales de 1969 y 1970 y llegó a la final de la Copa Libertadores en 1963.

Con la Selección, Silvio Marzolini jugó los mundiales de 1962 y 1966. Justamente en Inglaterra brilló y alcanzó renombre a nivel mundial. Jugó los panamericanos de 1968 y vivió la frustración de no alcanzar la clasificación para México 1970. 

Como técnico, se destacó en el Boca campeón de 1981, aquel que tenía a Diego Maradona, pero que además promovió a Ruggeri, y jugaba bien de la mano de Brindisi, Escudero, Perotti y el chino Benítez. Supo amalgamar un plantel de consagrados y promesas  y triunfar ante el Ferro revolucionario de Girguol y el Tuvo una segunda etapa, menos feliz, en el Boca de 1995. Aquel equipo ´que tenía a Maradona y Cannigia perdió el campeonato con Velez luego de haber sacado una diferencia de seis puntos.

Aquel Boca fue cediendo terreno y perdió gran parte de sus chances en la Bombonera ante Racing. Cayó 6 a 4 la tarde en que Mauricio Macri ganaba las elecciones. Era el Boca del cabaret. Cuando terminó el campeonato con el fracaso consumado, Marzolini llamó a rueda de prensa para anunciar su renuncia. Llevó su propio grabador para que nadie tergiversara lo que iba a decir. 

Un señor con todas las letras dejó este mundo. Sus enseñanzas en el puesto de marcador de punta aún son transmitidas por los formadores pese a los cambios tácticos que han seguido dominando al fútbol para que los sistemas tácticos sean cada vez más defensivos. Pero sobre todo dejó un mensaje de rectitud, que es el que debieratransmitirse también.