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Diego Armando Maradona cumple 60 años. Un recorrido básico por sus hitos futbolísticos y su impacto en el imaginario popular.

Viernes, 30 de Octubre de 2020

Hoy cumple 60 años Diego Armando Maradona. El nombre quizás más conocido del mundo. Una historia forjada a base de epopeyas, cumbres y abismos.

El 30 de octubre de 1960, en una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión, enfrentar la adversidad con afán de ganarse a cada paso la vida. En un potrero forjó una zurda inmortal con experiencia sedienta ambición de llegar. De cebollita soñaba jugar un Mundíal y consagrarse en Primera, tal vez jugando pudiera a su familia ayudar.



Muy pronto, su habilidad llamó la atención y con tan solo quince años ya jugaba en la primera de Argentinos Juniors. En esos cuatro años, fue goleador en tres torneos nacionales y un metropolitano. Debutó en la Selección Argentina, aunque vivió una de sus frustraciones más grandes al quedar afuera del plantel definitivo del mundial 1978.



La tristeza por no formar parte del equipo campeón del mundo pronto quedaría en el olvido. Con el seleccionado juvenil, Maradona lograría el campeonato mundial en 1979 con un plantel que tenía nombres como Ramón Díaz, Juan Barbas, Gabriel Calderón y Juan SImón, entre otros.




A esa altura, ya era una figura internacional. Era la cara de Coca Cola y su pase a Boca fue en cifras records para la época. En el Xeneixe lograría el Metropolitano de 1981.



De Boca pasaría al Barcelona, donde viviría momentos agridulces. Tres títulos (Copa del Rey 1983; Liga de España 1982-83 y Supercopa de España 1983), una severa lesión provocada por Andoni Goicochea, un parate por hepatitis y una bochornosa pelea en la final de la Copa del Rey justamente con el Bilbao de Goicochea.




Rota su relación con el Barcelona, pasó al Napoli, donde escribiría sus páginas más gloriosas. En un equipo modesto del sur de Italia lograría emerger entre los poderosos del norte y lo llevó a conseguir cinco títulos  (Serie A 1986-87 y 1989-90; Copa Italia 1987, Copa UEFA 1988-89 y Supercopa de Italia 1990). 



Y en el medio, su logro máximo, el fútbol en su máxima expresión: el campeonato mundial de México 1986, donde convirtió cinco goles y condujo al equipo a ganar el título cuando antes de arrancar no figuraba entre los favoritos.



Pero el punto cúlmine sería uno de los goles de aquel campeonato, el mejor de la historia de los campeonatos mundiales, la jugada de todos los tiempos: el segundo gol ante Inglaterra en los cuartos de final. En el minuto 55, el diez susurró a su oído "Novia eterna, ven conmigo, te llevaré de paseo, que nos verá todo el mundo y sabrán cuanto te quiero". La pelota enamorada, blanca piel inmaculada se entregaba sin pudor a suelas de terciopelo de su eterno gran amor. En filigranas de baile comenzaba su paseo. Sobredosis de talento convertía a los rivales en estatuas de cemento. Gran amante por doquier, danza el diez con su mujer. Caricias, besos, abrazos, el diez haciendo el amor y el orgasmo fue un golazo.



Lo que vendría, sería una historia de constantes altibajos, de imperfecciones y puntos altos. Tras el heroico subcampeonato en Italia 1990, llegaría la primera sanción por doping positivo y una sanción de un año. Su regreso en el Sevilla no fue el esperado y un fugaz paso por Newells hacía creer que su carrera, a los 32 años se acercaba a su ocaso. Sin embargo, el traspié de la Selección en las Eliminatorias para el mundial de los EEUU 1994, lo llevó a calzarse nuevamente la albiceleste. La clasificación y el buen nivel de los primeros partidos alcanzó para ilusionar a un país, que recibió como un mazazo la noticia de un nuevo doping positivo.




Otra sanción que parecía poner punto final a su carrera. Es más, tuvo dos períodos como DT, en Mandiyú y Racing hasta que en 1995, una vez cumplida la sanción, decidió volver a jugar y lo hizo en Boca, donde jugaría hasta 1997. Se retiró en un clásico en el Monumental. Su punto final fue silencioso, sin anuncios. No esperó al final del campeonato, ni siquiera al final del partido. No salió a disputar el segundo tiempo y ya nunca volvería a jugar. Su nombre estaba sospechado de otro doping positivo.

Su partido despedida se postergó hasta 2001. En el medio hubo escándalos y un roce con la muerte en el año nuevo de 2000. Pero tuvo el homenaje que merecía en su amada Bombonera.




Tras su retiro, volvió a tener severas complicaciones de salud y recuperaciones milagrosas. Dirigió a la Selección Argentina, con una angustiosa clasificación al mundial de Sudáfrica 2010, en el que llegó a cuartos de final. Dirigió equipos en Emiratos Árabes, México y hoy la cuarentena lo encontró dirigiendo a Gimnasia La Plata, equipo que abrirá en su cumpleaños número 60 la provisoria Copa de la Liga, este curioso torneo diseñado para atravesar estos tiempos extraños. Maradona no estará, aislado por un caso cercano de coronavirus. Hasta ahora ni la peor pandemia moderna ha podido con él. Ni siquiera él pudo con si mismo.



Seguramente no alcanza con jugar como Maradona para ser Maradona. Lo que hace que Maradona sea Maradona y hoy se escriban párrafos como este, es el aura que lo rodeó en el ámbito futbolístico: fue el mejor jugador de la historia sin dudas, pero su pronunciación permanente contra los dirigentes autoritarios, su rebelión contra las injusticias y su desafío a los parámetros establecidos por dudosas instituciones lo transformaron en el abanderado de los sin voz. Dicen que escapó de un sueño en casi su mejor gambeta, que ni los sueños respeta, tan lleno va de coraje, sin demasiado ropaje y sin ninguna careta. Dicen que escapó este mozo del sueño de los sin jeta. Que a los poderosos reta y ataca a los más villanos sin más armas en la mano que un "diez" en la camiseta. 



Hoy, las generaciones que no lo vieron jugar saben de él por los videos, por los libros y películas que cuentan su historia, pero seguramente saben más por lo que le cuentan sus mayores, aquellos que olvidaron fechas importantes de su vida pero no del día que lloraron por Maradona. Quedan fuera de esta pequeña reseña las historias oscuras que ocurrieron fuera de los límites figurados de un campo de juego. Sus imperfecciones, sus errores, sus bajezas y pifias. Lo que importa es lo que hizo dentro del campo, porque a la larga, lo único que vale siempre es que, como toda expresión artística, no es lo que se puede entender, si no lo que nos hizo sentir. 


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Sospecho que algo MARAVILLOSO va a pasar mañana...

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