El 30 de junio de 1992 el seleccionado de la URC venció al de Francia por 32 a 30, lo que marcó un hito en la historia del deporte mendocino.
Han pasado 30 años de aquel 30 de junio de 1992 que marcó un antes y un después en la historia del rugby mendocino en la cancha de Independiente Rivadavia, cuando la selección de la Unión de Rugby de Cuyo consiguió un triunfo clave ante el conjunto de Francia por 32 a 30.
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Fue una de las pocas veces en que Mendoza se enfrentó de igual a igual a una potencia del deporte, como en aquel momento. Francia, por aquellos días, venía de perder en Tucumán y de ganarle los dos tests a Los Pumas.
El equipo que dirigían Eduardo Terranova y José Luis Crivelli, que tenía como capitán a Carlitos "Cabezón" Cippitelli y una histórica primera línea formada por los hermanos Roberto y Martín Grau, acompañando a Federico Méndez, seguidos por Pablo Pascual y Roberto Marchiori; Martín Cassone, Gonzalo Correa Llano y Gastón Nasazzi; Agustín Orrico y Gabriel Andía; Enrique Gatti, Pablo Cremaschi, Matías Roby y Francisco Lola.
"Parece mentira que haya pasado tanto el tiempo. Esta victoria, como la que obtuvimos dos años antes contra Inglaterra y dos años después con Escocia, dejan una huella marcada", recordó Matías Roy, integrante del 15 titular aquel día histórico.
En conversación con Aurora 91.3 mencionó que "era un equipo que tenía unas virtudes que al final del camino son lo que te permite conseguir estos hechos históricos".
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En aquel momento, ya la Unión Rugby de Cuyo había marcado un hito con la victoria ante Inglaterra en el año 1997, otro de los gigantes del deporte de la H, con un Cippitelli imbatible dentro y fuera de la cancha.
"El cabezón era siempre igual. Los que tuvimos la posibilidad de disfrutarlo mucho nos enseñó a que se vive como se juega, y nos explicaba que este deporte nos preparaba para la vida extradeportiva. Era bien auténtico. Adentro y afuera se comportaba de la misma manera y por más que fuera un amigo te retaba si llegabas tarde al entrenamiento", rememoró Roy sobre su compañero de equipo, con quien compartió cancha en reiteradas oportunidades.
La Unión Rugby de Cuyo no tenía mucho más para ganar que su propia identidad y fuerza: la amistad y la responsabilidad de portar la camiseta fue lo que marcó la diferencia, pese a los grandes nombres que se presentaban en la vereda de en frente.
"Nosotros ni sabíamos quien estaban en frente. Sabíamos que había un par que eran muy buenos, pero no nos importaba. Solamente queríamos jugar. Éramos amigos y teníamos una identidad muy fuerte y una responsabilidad grande a la hora de ponerse la camiseta. El Cabezón fue nuestro gran guía", amplió Roby.
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En tanto, destacó que, si bien el equipo sufrió grandes cambios de entrenadores en poco tiempo, el hecho de que se consiguieran tantas victorias históricas al hilo se debe a la intervención del capitán Cippitelli: "El Cabezón fue el que le argumentó a los entrenadores por qué tenía que estar ahí, entonces ponía el lomo por vos en cada partido".
De aquella fría tarde del 30 de junio, recuerda: "A mucho de nosotros lo que nos vino a la cabeza fue el partido con Inglaterra. Fue en la misma cancha, entramos en calor en la zona de camarines y cuando salimos no sabíamos nada de lo que pasaba afuera. Estaba el estadio explotado".
Y si define aquel equipo, reitera que "éramos todos jugadores con rodaje local, pero nada de trayectoria internacional, por lo que hizo la diferencia fue esa identidad y la determinación del capitán".
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