Pero además no fue una victoria más para el astro rosarino: representó el triunfo N° 500 con el Barça en su carrera. Sevilla (29), Athletic Bilbao y Atlético Madrid (24), y Espanyol (23), sus principales víctimas. Para honrar tamaña gesta, a los 8 minutos, le regaló un pase de primera a Jordi Alba, que derivó en el toque al gol de Antoine Griezmann, pero el VAR anuló la acción por fuera de juego. La cesión, una delicia, merecía la validación.

A los 27, en el 2-0, el Pulga ejecutó con presteza el córner que derivó en el gol del central Clement Lenglet. Un minuto antes, pudo firmar una conquista olímpica, pero el arquero Iván Cuéllar la sacó en la línea cuando el capitán del Barcelona se relamía.

Ya a los 14 minutos de la etapa complementaria, se vio beneficiado por la fortuna. Encaró de derecha a izquierda, y cuando enganchó para rematar, se encontró con la resistencia de un defensor que le pellizcó el balón. Sin embargo continuó, pateó de arremetida, un rebote perjudicó la estirara del portero y lo superó. Fue el 3-0. Pero el atacante se guardó una bala en la recámara para cerrar el show.

Y a un minuto del final, Messi recibió el pase filtrado por parte de Iván Rakitic (qué bien le haría al Barcelona su recuperación), dibujó una finta para quitarse de encima a Cuéllar y definió cerca del techo del arco, para ponerle cifras definitivas a la goleada.

En cuartos de final, el Barça se medirá ante Real Sociedad. Pero antes, el Pulga tiene otro desafío por delante: el domingo, desde las 17, se enfrentará al Levante, por la fecha 22 de la Liga de España, certamen en el que quedó a tres puntos del líder Real Madrid.