La editorial de Juan Suraci sobre Independiente Rivadavia, Campeón de la Copa Argentina
Del Parque vengo. ¡qué pedo tengo!
Llegó la primera estrella para el Parque.
Llegó la primera estrella para Mendoza.
Llegó la primera estrella para Cuyo.
Independiente Rivadavia, campeón.
La película.
Pasaron 42 años para que volviera a jugar en Primera.
Y en apenas dos temporadas, acomodó el libreto: vuelta olímpica, estrella, Copa Libertadores, renovación de ídolos.
y Córdoba, la otra casa del Azul.
Épico por donde se lo mire.
Fiel a la historia: huevos, agallas, el mameluco de guapo, sangre, sudor y lágrimas.
más un fútbol exquisito de la mano del mejor jugador del fútbol argentino en 2025: Sebastián Villa.
Miren. en la previa le hicieron la vida imposible:
apuraron la fecha de la final, que se juega en Santiago del Estero, no, en Villa Mercedes. pará, porque puede ser Rosario. pero no descarten Córdoba.
Sistema de venta de entradas del siglo XX, hinchas sin poder acercarse al estadio.
Un trabajo de desgaste. Incomodar por incomodar.
Hasta que llegó el partido.
Pitazo inicial. y todos los capítulos necesarios para recordar esta final por la eternidad.
Digna de una serie de Netflix.
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Capítulo uno: salió a jugar la final como se tiene que jugar. Empezó a verse. Las chiquitas para el Bicho.
Capítulo dos: apareció el animal del gol, Alex Arce.
Capítulo tres: comienza la muñequera arbitral. afuera Amarfil.
Capítulo cuatro: un meteorito llamado Villa asiste a la revelación del fútbol argentino, Matías Fernández. Elegancia y eficacia para definir.
Capítulo cinco: descuenta el Bicho y se mete en partido.
Capítulo seis: segunda expulsión, afuera Osella.
Capítulo siete: quince minutos de tiempo adicional, con pocos antecedentes.
Capítulo ocho: picardía de López Muñoz, expulsión de Berti.
Capítulo nueve: se lesiona Centurión.
Capítulo diez: empata el Bicho. A penales.
Capítulo once: Marinelli. hoy te convertís en héroe.
Capítulo once bis: Marinelli. hoy te convertís en héroe.
Capítulo doce: Sebastián Villa define. ¡y se grita campeón!
Ah, sí, sí. Existe una secuela de la película: hubo un mendocino de pura cepa en cancha, Diego Tonetto. La identidad. El luche y vuelva con espíritu azul.
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Entonces sí: no hay dudas.
En Córdoba apareció el espíritu de Hugo Cirilo Mémoli.
El Gringo se reencarnó en cada uno de los integrantes del plantel azul.
Conmovedor.
¿Argumentos? De sobra.
Un DT a la medida de la Lepra.
Y uno se pregunta: ¿no será hora de que la Avenida Las Tipas pase a llamarse Alfredo Jesús Berti?
Jugadores del ascenso, algunos sin chapa, otros con muy poca, pero con una personalidad y una convicción avasallantes.
Interpretaron lo que significa ponerse la camiseta Azul. y no fallaron.
Sheiko Studer en la función del Cura Vergara, jugador de selección.
Sebastián Villa con la pilcha de Osvaldo Aliendo.
Alex Arce en el papel de Roberto "Arbolito" López.
Y Daniel Vila, responsable de las alegrías leprosas del siglo XXI, el que sacó las eternas internas del club con el traje de Bautista Gargantini, Walter Bragagnini y Salvador Iúdica.
Quisieron voltear al campeón. No pudieron.
El Club Sportivo Independiente Rivadavia ya bordó su primera estrella.
La locura es total.
Un nuevo quiebre en la historia futbolística de Mendoza. A lo Lepra.
Como dicen los simpatizantes de otros clubes:
"¿Y ahora quién los aguanta?"
Y sí, hermano. no es para menos.
¿Quién no quisiera estar en ese lugar?
Lo operaron afuera y adentro de la cancha. y se sobrepuso.
La alegría es toda Azul.
¡Aguanten y aplaudan!
¡Arriba la Le. Arriba la Le!