La historia muestra el proceso de metamorfosis del abogado criminal de poca monta Jimmy McGill, en el carismático y extravagante Saul Goodman.
La sexta y última temporada de "Better Call Saul", el spin-off/precuela de "Breaking Bad" y una de las mejores series de los últimos años, llegará el martes a Netflix para comenzar a cerrar el proceso de metamorfosis del abogado criminal de poca monta Jimmy McGill en el carismático y extravagante Saul Goodman.
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Según han comentado en varias ocasiones los creadores de ambas series, Vince Gilligan y Peter Gould, "Better…" nació casi como una broma; como una suma de esas ideas que surgen como torbellino en la sala de guionistas y que como no funcionarían para "Breaking Bad" pudieron haber tenido destino de tacho de basura.
Sin embargo, la historia protagonizada por Bob Odenkirk encontró su lugar -empujada por el furor que ocasionó la serie original en sus temporadas finales- no solo al ampliar el universo narrativo conocido sino iluminando zonas inexploradas, creando algo nuevo.
Ambientada en la primera mitad de los 2000 en Albuquerque, Nuevo México, "Better Call Saul" toca la fibra nostálgica por la serie original, con sus paisajes desérticos, grandes planos abiertos, sol inmisericorde y, por supuesto, los siempre presentes narcos latinos.
Allí, claro, está el nacimiento del imperio de Gus Fring (Giancarlo Esposito), su fachada en la forma de la casa de comida rápida Los Pollos Hermanos y su disputa con los Salamanca, así como el impasible investigador privado/matón Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), para conectar tramas entre precuela y serie original, y atraer a los fans de las narco-ficciones y la acción.
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También se confirmó que Walter White y Jesse Pinkman (Bryan Cranston y Aaron Paul) harán un cameo para terminar de ligar ambos programas.
Pero es cuando más se aleja de la subtrama de la droga cuando "Better…" se vuelve más atractiva. El estilo narrativo de Gilligan, tal como ocurría con White y Pinkman en "Breaking Bad", está al servicio de contar un viaje personal.
De cocción lenta y a menudo deliciosamente contemplativa, con largas secuencias sin diálogo más cargadas de significado que cualquier frase, la serie invita a acompañar al antihéroe McGill en la búsqueda de sí mismo.
"¿Se puede ir en contra de la propia naturaleza?", parecen preguntarse Gilligan y Gould ante cada encrucijada moral, y la respuesta siempre es negativa.
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Walter White era un pisoteado profesor de química de secundario que encuentra su verdadero yo al fabricar y traficar metanfetamina. De manera análoga, McGill intentó "portarse bien" en el transcurso de las temporadas, ser un abogado que juega con las reglas y hacerse de un lugar en el mundo corporativo. Pero la tentación de hacerlo "a su manera" siempre es más fuerte y su arco argumental, ya se sabe, lo llevará a abrazar ese costado resbaloso de su persona para encarnar definitivamente a Saul Goodman.
Esta temporada final corrió riesgos de no llegar a materializarse; primero por el cierre de los rodajes en todo el mundo por la pandemia, pero especialmente por el ataque al corazón que su protagonista sufrió en julio de 2021 en plena grabación en el set de Nuevo México.
Los 13 capítulos de la nueva temporada -siguiendo el cronograma de su emisión en el canal AMC en Estados Unidos, siete hasta finales de mayo y los últimos seis tras una pausa desde julio-, revelarán los últimos pasos de la transformación de Jimmy McGill, así como la suerte de otros personajes que no llegarán a formar parte de "Breaking Bad".
Una vez cerrado el ciclo, ¿qué sigue? Gould y Gilligan admiten que el universo "Breaking Bad" puede dar para más, como lo demostraron con "El Camino: Una película de Breaking Bad" en 2019, pero sus planes en lo inmediato van en otra dirección.