En Mendoza, donde la Nochebuena suele ser sinónimo de altas temperaturas, la clave está en el menú. Te proponemos tres ideas frescas y sabrosas para renovar la mesa festiva sin pasar horas en la cocina.
La Navidad en Cuyo exige un toque de frescura. Frente a los platos pesados y calientes de la tradición, elegir una receta que refresque la mesa es esencial para disfrutar de la Nochebuena mendocina. Estas tres ensaladas combinan a la perfección tradición, estacionalidad y toques modernos, capaces de realzar carnes, entradas frías o cualquier menú navideño. Son opciones simples, completas y pensadas para que cualquiera se anime a prepararlas.
La primera propuesta se basa en un clásico internacional: la ensalada Waldorf, pero en su versión más fresca y ligera. Funciona como un contraste perfecto frente a platos más contundentes que suelen dominar la mesa. En Mendoza, donde las frutas de estación se disfrutan al máximo, la combinación de manzana verde, uvas y frutos secos se vuelve especialmente acertada.
Para la preparación, se recomienda cortar las manzanas en cubitos parejos y mezclarlas inmediatamente con un poco de jugo de limón para evitar que se oxiden y conservar su brillo. El aderezo, liviano a base de yogur apenas endulzado y suavizado con un toque de mayonesa, aporta la frescura sin resultar pesado. Servirla sobre hojas de lechuga firme ayuda a darle volumen y una excelente presencia en la fuente.
La segunda opción toma una favorita de cualquier mesa familiar: la ensalada de papas y huevo, y le da un giro moderno y veraniego. El secreto es incorporar un aderezo cremoso de palta que aporta una untuosidad completamente fresca, ideal para el clima cuyano donde las comidas frías son protagonistas. Es un giro práctico y muy tentador.
Armarla es sencillo: papas en cubos y huevos picados son la base, a la que se puede sumar arvejas o cebolla morada. La crema de palta—procesada con limón, mayonesa, sal y pimienta— unifica la mezcla y evita que la preparación quede seca. Si se busca una textura más liviana, basta con añadir un chorrito de agua hasta lograr la consistencia deseada.
Finalmente, para quienes buscan color y contraste, la tercera propuesta es ideal. La mezcla de remolacha, naranja y semillas logra un juego dulce-ácido que levanta cualquier menú navideño sin quitar protagonismo al plato principal. Además, es una alternativa apta para quienes prefieren opciones más naturales, ligeras o vegetarianas en la cena de fin de año. La clave está en disponer las hojas verdes como base y alternar las rodajas de remolacha y naranjas para generar un efecto visual muy atractivo. Las semillas tostadas o nueces suman crocante, mientras que la vinagreta de naranja se incorpora al final para mantener la textura fresca de todos los ingredientes.