Son prácticas, frescas y rendidoras porque permiten disfrutar de la cena sin pasar horas en la cocina.
La Navidad es uno de los momentos más esperados del año y la mesa suele convertirse en la gran protagonista de la celebración entre las familias y los amigos que se reúnen para compartir platos tradicionales, charlas largas y brindis que se extienden hasta la madrugada.
En muchas regiones, además, el clima invita a optar por preparaciones livianas y frescas y Argentina es una de ellas, coincidiendo con el inicio de la temporada de verano. En consecuencia, las comidas frías suelen estar presentes entremezcladas con el clásico e infaltable asado vacuno o el cordero caliente, que lleva horas prepararlo, como así también el lechón que se come frío.
En tal sentido, muchos son los platos que no llevan fuego como base de cocción y que ganan terreno porque se pueden hacer con anticipación, se conservan bien y alivian el calor de la noche festiva.
Uno de ellos es la entrada, plato clave para abrir la cena. Existen, al menos, cinco opciones simples, sabrosas y visualmente atractivas que permiten disfrutar de la previa del plato principal y marcan el ritmo de la Noche buena, Navidad, Año Nuevo y 1° de año, fechas en las que la comida tiende a repetirse en los almuerzos.