La rumba del pasado viernes tuvo además el agravante de que ninguno de los asistentes usaba tapabocas ni mantenía la distancia social sugerida para reducir el riesgo de contagio de Covid-19. Cabe destacar que, aunque en Barranquilla las restricciones a la movilidad y el aislamiento general fue levantado, este tipo de fiestas sigue estando totalmente prohibido.

Según la versión de la pediatra en la fiesta habían más de 25 personas, incluso contrataron un conjunto de mariachis y había música en vivo. Peñaranda afirma que cuando fue a pedirles que bajaran el volumen de la fiesta, su vecino Martín Parra, se rehusó diciendo que él no hablaba con mujeres, y luego su esposa Fanny Franco salió a confrontarla con insultos que llegaron hasta la agresión física ya le propinó una cachetada que desató el conflicto.