Francia, un territorio de protestas y revoluciones desde el Siglo XVIII, siendo pionera en la lucha de los derechos civiles e individuales a lo largo de los años, y el 2021 no es la excepción: Emmanuel Macron anunció el nuevo pasaporte sanitario para quienes ya hayan completado su esquema de vacunación y la gente salió a protestar a las calles. 

"Ya no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la de mis hijas, por quienes se niegan a recibir una dosis contra el coronavirus", arremetió el presidente francés el lunes contra las personas que están en contra del pasaporte sanitario. 

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Este pasaporte es una entrada a los lugares públicos. Quien no lo tenga, no podrá ingresar donde desea estar, e inclusive muchas personas piden que se implemente en las escuelas y entre los niños. 

Esto despertó miles de marchas multitudinarias en contra del presidente, pues están restringiendo libertades y violentando decisiones personales. "Esto casi roza lo antidemocrático", sostuvo Jorge Morón, un argentino radicado en Francia, en Aurora 91.3.

• Emmanuel Macron, en cadena nacional, anunciando el nuevo pasaporte sanitario.

"Nos encaminamos a una sociedad que se define como vacunados y no vacunados. Si bien es cierto que la variante Delta es preocupante, hay mucha gente que no se quiere vacunar y hay que respetarlo. El ministro de Salud de Francia dijo que las personas que están vacunadas con las dos dosis puede no usar barbijo y se lo deja de contar como contacto estrecho en caso de contagios", añadió. 

Por otra parte, el proyecto del pasaporte sanitario aún no se lleva a cabo: el Gobierno francés espera que sea aprobado el viernes para poder implementarlo a partir del 1 de agosto en todas las áreas. Por lo pronto, son pocos los lugares que lo solicitan, como es el caso de Disneyland o los cines. 

"Hay gente vacunada que está en contra del pasaporte", mencionó el argentino, quien comentó que este grupo de protestantes van desde los 25 años hasta los 40. 

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En cuanto a los contagios, la variante Delta avanza ferozmente en el sur de Francia, donde ya hay 200 contagios cada 100 mil habitantes, por lo que implementaron toque de queda y reforzaron las medidas sanitarias. En París hay apenas 50 contagios cada 100 mil habitantes, pero el presidente busca que no se replique la situación vivida en la zona austral del país. 

El objetivo es llegar a vacunar a la mayor parte de la población y descartar las medidas sanitarias, tal y como pasó en Inglaterra, pero la diferencia es que hay mayor oposición individual hacia la vacuna, por lo que se tuvo que recurrir a medidas drásticas: "Tendrán hasta el 15 de septiembre para vacunarse. En caso contrario, no podrán seguir trabajando y no serán pagados", se explicó desde el gobierno francés. 

No hay alternativas, las protestas en las calles continuarán y las resistencias se presentarán hasta último momento, pero cuando llegue el momento, se aceptarán las condiciones, las amenazas, en contra de una voluntad individual. Irónica Francia la de este Siglo XXI. 

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