Las fuerzas rusas atacaron una fábrica de acero en la sureña ciudad porturaria. También bombardearon otra fábrica en Kiev. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski pidió "más armas".
Rusia atacó una fábrica de acero donde resisten las últimas tropas ucranianas que defienden Mariupol, la sureña ciudad portuaria asediada desde hace seis semanas que el Ejército ruso busca tomar antes de lanzar una ofensiva más vasta en esa zona del país.
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Las fuerzas rusas anunciaron asimismo haber bombardeado este domingo otra fábrica militar en las afueras de la norteña Kiev, en un momento de intensificación de los ataques en torno a la capital ucraniana tras la destrucción del buque insignia de su flota en el mar Negro.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelesnki, dijo que Rusia está "tratando deliberadamente de destruir a todos los que están" en Mariupol y pidió más armas a Occidente para conservar alguna posibilidad de salvar la ciudad sobre el mar de Azov.
"La situación en Mariupol es tan grave como puede serlo. Simplemente inhumana", dijo Zelenski en un video.
El presidente señaló que solo había "dos opciones": el suministro desde los países occidentales de "todas las armas necesarias" para romper el largo asedio de Mariupol o "la vía de la negociación" en la que "el rol de los aliados debe ser igualmente decisivo".
El Ministerio de Defensa ruso pidió a los últimos soldados ucranianos atrincherados en el enorme complejo metalúrgico de Mariupol deponer las armas.
"Todos aquellos que hayan abandonado las armas tendrán la garantía de salvar la vida (...) Es su única oportunidad", indicó el Ministerio en Telegram, asegurando que este complejo es el último foco de resistencia en la ciudad.
Horas más tarde, el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas ucranianas dijo que las fuerzas rusas habían bombardeado la ciudad, incluyendo la planta de acero de Azovstal, y "efectuaron operaciones de asalto cerca de puerto".
El comunicado no mencionó el ultimátum ruso, informó la agencia de noticias AFP.
El Ejército ruso ya controla lo que queda de la devastada ciudad luego de seis semanas de bombardeos y asedio mientras prepara una ofensiva en la región del este de Ucrania conocida como Donbass, que incluye a Mariupol.
La captura de la ciudad portuaria permitiría a Rusia vincular sus fuerzas presentes en el sur de Ucrania, que proceden de la anexionada península de Crimea, con las desplegadas en el Donbass, más al este.
Tras haber reorientado su campaña al este y al sur, Rusia volvió a bombardear en los últimos días la capital Kiev tras el hundimiento de su buque insignia en el mar Muerto, el crucero Moskva, que Ucrania asegura haber alcanzado con misiles.
Moscú niega esta versión y atribuye el hundimiento a un incendio causado por una explosión de las municiones a bordo.
El ataque a una fábrica militar cerca de Kiev estuvo precedido el viernes por el bombardeo de una fábrica también cerca de la capital donde precisamente se producían los misiles Neptune.
El sábado atacó un complejo industrial de producción de tanques también en la periferia, causando la muerte de una persona y la hospitalización de varias.
En el este, donde se prevé la próxima gran batalla de esta guerra, las fuerzas rusas atacaron una refinería de petróleo a cuatro kilómetros de Lisichansk y mantuvieron sus bombardeos en ciudades como Jarkov, la segunda urbe del país.
En la ciudad de Jarkov, el alcalde Ihor Terekhov dijo que tres personas murieron y 34 resultaron heridas en los ataques del sábado.