Tras el incendio que destruyó el comedor comunitario, los voluntarios siguen trabajando en condiciones precarias y solicitan la ayuda de la sociedad para volver a la normalidad.
Hace una semana, el merendero "Niños Felices", ubicado en el pedemonte de Godoy Cruz, se vio envuelto en llamas y sufrió pérdidas totales.
El lugar, con residencia en calle Segundo Sombras, al lado del Dique Maure, asistía a 200 chicos de la zona y de puestos del Oeste que viajaban hasta 45 minutos para recibir un plato de comida.
El matrimonio de Sebastián Fernández y Romina Carrizo vivían en el sitio junto a su hija de 12 años y se encargaban de la administración del sitio. Durante el siniestro murieron tres perros cachorros que no pudieron escapar del fuego.
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Pero el hambre no espera y el merendero sigue funcionando en las peores condiciones: "Apechugando, pero firmes", expresó Fernández en diálogo con Aurora 91.3.
"No hay techo, hay que cocinar a la intemperie porque no quedó nada. Ni una pared en pie. Policías y bomberos nos obligaron a tirar lo que había quedado por peligro de derrumbe" añadió.
"Abrimos lunes y jueves porque no tenemos recursos para abrir más días y atendíamos 200 personas entre niños y adultos. El municipio fue al otro día del incendio, pero hace tres meses nos dieron un techo", explicó Sebastián.
"Bomberos de Godoy Cruz han colaborado muchísimo, Policías nos dieron arena y materiales. Mucha gente donó ropa y alimentos para darle a la gente", contó, pero aclaró: "esto es a pulmón, es difícil comprar carne o pollo, si a alguien le sobra, pedimos que nos lo acerquen".
Quienes puedan y quieran colaborar deben comunicarse al teléfono del merendero: 2613398960