Agustina Tramontana dijo que el empleo en el bar, donde fue atacada, tenía como fin ahorrar dinero para viajar a Buenos Aires para iniciar su carrera en las Fuerzas Armadas. Uno de sus atacantes fue condenado en tiempo récord y recuperó la libertad.
*Por Cecilia Corradetti
Cuesta discernir cuál de los dos golpes, si el físico o el emocional, fue más duro para Agustina Tramontana, la moza de 21 años que fue atacada ferozmente con un vaso de vidrio en la cabeza por parte de un grupo de hombres en la calle Arístides Villanueva, durante la madrugada del 14 de marzo último.
En una charla exclusiva y conmovedora con ADN País tras la liberación, ayer, de José Luis Pericoli (35) quien, si bien recibió una condena de 3 años en suspenso estuvo solo 13 días detenido, la joven anticipó que comenzará un tratamiento psicológico para sobrellevar el momento traumático que debió padecer y que iniciará su vida “de cero”.
“No me encuentro bien, solo pido a los medios de comunicación que entiendan la situación y que se pongan un poco en mi lugar. Que entiendan que no fue fácil ver a mi agresor y lo que eso conlleva”, señaló Agustina, quien prefirió no opinar respecto de la recuperación de la libertad de Pericoli.
“Sobre eso no voy a dar una opinión”, advirtió, aunque relató que, al tiempo que iniciará un tratamiento psicológico, deberá empezar a evaluar un nuevo empleo.
Tras el episodio y en plena recuperación de su estado físico tras más de veinte puntos en la cara, la chica ya no trabajará en el bar situado en el principal polo gastronómico de Mendoza.
Profundamente indignada y angustiada, relató, además, que su trabajo como moza tenía un fin específico: ahorrar dinero para poder mudarse a Buenos Aires, donde había ingresado como soldado en las Fuerzas Armadas argentinas.
“Tenía la vida planeada y todo se me dio vuelta. Por la sordera que me ocasionó el golpe ya no podré seguir. Lo peor es que me costó muchísimo llegar a donde estaba y ahora debo empezar de cero”, se lamentó.
Agustina iba a partir a Buenos Aires justamente en el transcurso de este mes. Poco le quedaba como moza en Maldito Perro cuando el destino le jugó una mala pasada.
Agustina debe hacer un tratamiento para recuperar la audición de uno de sus oídos.
“¿Qué haré? Todavía no lo sé, tal vez empiece a estudiar para salir adelante”, reflexionó.
Mientras tanto, hoy martes la joven tiene turno con un especialista para comenzar a tratar la sordera en el oído izquierdo producto del golpe que le ocasionó el impacto del vaso de vidrio en el lateral de su rostro.
“Es muy pronto para saber a ciencia cierta si podrá revertirse. Mañana (por hoy) tengo turno con el médico. Veremos qué dice…”, añadió.
Decisión judicial
Ayer lunes, en horas de la mañana, el juez penal Federico Martínez le impuso una pena de 3 años de prisión en suspenso a José Luis Pericoli, (35) por los delitos de lesiones graves y hurto simple.
La condena se produjo durante una audiencia de control jurisdiccional en donde la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos pautó con el abogado del agresor la pena confirmada luego por el juez y, de esta forma, al no tener antecedentes y ser una pena excarcelable, el hombre solo estuvo preso 13 días.
De este modo, deberá cumplir con algunas reglas de conducta como someterse a un tratamiento psicológico y prohibición de acercamiento a la víctima.
El otro implicado en el asunto sería sobreseído en breve. Se trata de Carlos Ramón Angulo (39), quien quedó en libertad el miércoles pasado, ya que según la investigación no habría tenido participación en la agresión.
El 14 de marzo pasado, alrededor de las 2 de la mañana, llegaron tres hombres a Maldito Perro. Subieron a la terraza, Agustina los atendió, pidieron cerveza y luego comenzaron a acosarla.
Más tarde se sentaron en una mesa en la vereda.
“Fui a cobrarles y dijeron que ya habían pagado. No era cierto. El encargado se acercó, les reclamó el pago y volvieron a pedirle bebidas. Pero no quiso seguir atendiéndolos, ya cerrábamos el bar”, recordó la chica en declaraciones periodísticas, días después.
La discusión fue elevando el tono y los clientes querían irse con un vaso de vidrio. El encargado pidió que pagaran y lo dejaran. Allí comenzó la pelea, primero con él y luego entre otras personas que estaban en el lugar.
Fue allí cuando uno de ellos le tiró el vaso en la cara a Agustina. Horas después de lo sucedido contó que tiene más de veinte puntos en la cara, cejas, mejilla y parte de la cabeza.
También fue categórica en sus redes sociales. “Me arruinaron la cara al punto de no poder verme en un espejo sin llorar”. La chica deberá someterse a una cirugía reconstructiva en su oído y mejilla.
El dolor en el cuerpo todavía perdura pero lo más difícil será sobrellevar la cicatriz que el episodio dejará en su alma y en su mente. Sin embargo, aseguró a ADN País, está dispuesta a salir adelante.