Asegura que las obras sociales rechazan o discriminan a los afiliados cobrándoles sumas siderales, imposibles de afrontar. Por eso está elaborando un proyecto de inclusión para presentar en la legislatura provincial.
* Por Cecilia Corradetti
Aunque desde que era un bebé convive con una válvula en su cerebro debido a una hidrocefalia que le diagnosticaron a los nueve meses, Emmanuel Pravata asegura que su vida es completamente normal.
Tal vez por eso, y por los rechazos que recibió en las distintas obras sociales a lo largo de su vida --rechazos que, a su juicio, fueron sin fundamentos-- decidió convertirse en la voz de muchas personas que padecen determinadas patologías y se topan con este tipo de obstáculo en las mutuales.
Así, con la ayuda de mucha gente que lo acompaña en el día a día está elaborando un proyecto de inclusión para ser presentado pronto en la legislatura provincial.
“Toda esta situación genera una cadena de problemas para quienes, como yo, tuvieron una dificultad pero hoy llevan una vida normal. Ejemplo, no pasamos el psicofísico cuando tenemos la posibilidad de entrar a trabajar a algún lugar”, señala.
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No es su caso, ya que hoy, a sus 33 años, Emmanuel es un comerciante activo que logró montar dos kioscos en respectivos colegios. Uno de ellos en la escuela Tierra de Huarpes, Guaymallén, que atiende su padre, y el restante en el Instituto Tomás Godoy Cruz, en pleno centro.
“Las obras sociales cobran una fortuna, cifras realmente prohibitivas y eso es una forma de discriminar. Es inadmisible que una persona supuestamente sin problemas de salud desembolse, por ejemplo, 13 mil pesos al mes y alguien con una patología 50 o 60 mil. Otra obra social me quiso cobrar 150 por ciento más que el plan básico”, se quejó.
Nacido el 16 de enero de 1990, una serie de convulsiones cuando era muy pequeño llevó a sus padres a someterlo a una serie de estudios que confirmaron su diagnóstico.
La hidrocefalia es la acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Normalmente, este fluido protege y amortigua el cerebro. Sin embargo, demasiado líquido ejerce una presión dañina para el cerebro y de allí la válvula que le colocaron a temprana edad.
Así pasó su niñez y adolescencia. Desde muy joven, tras no haber pasado el examen psicofísico en algunos empleos, decidió instalar dos kioscos en colegios, los que aún hoy funcionan muy bien.
Soltero y siempre ocupado con sus negocios, Emmanuel valoró el diagnóstico temprano, que evitaron mayores trastornos, así como también el acompañamiento de sus padres.
“Insisto, al igual que yo, que llevo una vida completamente normal, observo y hablo con muchas personas que pasan las mismas situaciones y no pueden pagar lo que piden las prepagas, gente que no está postrada ni en silla de ruedas y que solo debe someterse a controles o análisis, como cualquier otro paciente”, sostuvo.