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Mendoza Seguridad y Justicia

Gente común con una vocación extraordinaria

Una nueva camada de jóvenes policías comenzó su carrera en Mendoza. Tienen veinte años, ideas propias y una decisión clara: estar donde más se los necesita.


Sabado, 26 de Julio de 2025

No tienen discursos preparados. Apenas cruzan algunas palabras tímidas cuando alguien les pregunta por qué eligieron ser policías. Pero en sus gestos -firmes, atentos, decididos- se adivina algo más profundo: eligieron estar ahí por convicción. Porque quieren tener un oficio. Porque saben que hacer bien este trabajo puede cambiarle la vida a otro.

Este mes, 344 nuevos agentes ingresaron formalmente a la Policía de Mendoza. La mayoría tiene poco más de veinte años. Algunos vienen de familias policiales. Otros, como una de las jóvenes agentes, combinaron estudio con crianza: "Tardé un año más porque fui mamá. Pero no me rendí. Hoy estoy acá, con el escudo en el brazo y el orgullo entero".

Para muchos, el uniforme representa continuidad. Para otros, una segunda oportunidad. "Estuve en el Ejército. Esto fue una posibilidad de seguir en servicio, ahora desde otro lugar, con otras herramientas", explicó uno de los egresados, mientras terminaba de acomodar el cinturón táctico. Otro, apenas mayor de edad, agregó: "Lo soñé desde chico. Lo vi en casa, y siempre supe que quería esto. Ser útil".

Una presencia concreta en cada rincón de la provincia

A partir de este mes, cada uno de estos agentes será destinado a distintas comisarías, unidades móviles o cuerpos especiales en los dieciocho departamentos de Mendoza. Es el comienzo de un trabajo que exige cuerpo, cabeza y empatía. Y también tiempo: muchos de ellos recién ahora pisan la calle, con la formación básica completa y el acompañamiento de sus superiores.

"Esto que tenemos, el chaleco, el arma, el escudo. es más que equipamiento. Te da respaldo, te permite actuar con confianza", dicen. No hablan en eslóganes ni frases hechas. Se nota que están recién salidos del aula y que ahora toca aprender con los pies en el asfalto, las manos listas y los ojos abiertos.

En paralelo, el Gobierno provincial implementa una beca que busca garantizar la permanencia de quienes se forman en seguridad y servicio penitenciario. Desde noviembre de 2024, el monto asciende a $200.000, con una actualización prevista a $350.000. La ayuda cubre transporte, materiales, refrigerios y herramientas de cursado. La medida tiene una finalidad clara: que la vocación no quede a mitad de camino por falta de recursos.

Frases que se llevan como parte del equipo

Cuando pasen los años, y vuelvan a ver esas fotos de la ceremonia, quizás también recuerden lo que dijo Mercedes Rus. No será por la cantidad de datos, ni por la enumeración de equipos o estadísticas. Será por algo más simple: les habló directamente a ellos.

Una madre, entre el público, asintió en silencio cuando la ministra dijo que ser policía no es una tarea de turnos ni de feriados. Que abarca todo el calendario. Que exige cuerpo, decisión y continuidad. Una frase, quizás, los marcó más que otras: "Hoy ustedes se hacen copartícipes de las posibilidades de convivencia y desarrollo de la provincia". Algunos no la habían oído nunca. Otros la sintieron propia.

Cuando Rus habló del honor de portar un uniforme que no promete descanso sino presencia, más de uno pensó en su casa. En esas tardes en las que su padre salía sin importar la fecha, o en la sonrisa tensa de su madre, que le decía: "Acostumbrate, esto no se corta nunca". Cuando la ministra recordó que "este oficio no se interrumpe por feriados", alguien apretó los labios. Otro bajó la vista y acomodó el escudo. No eran frases nuevas para ellos. Eran las mismas palabras que habían escuchado en la cocina de su casa durante años.

Al final, cuando bajaron del escenario y cruzaron entre la gente, algunos se acercaron a Mercedes Rus. Le agradecieron el discurso, le pidieron una foto. No fue por protocolo. Fue porque algo de lo que ella dijo les hizo sentir que estaban entrando a algo real, no simbólico. Que no era solo un acto. Que era el principio de una forma de estar en el mundo.

Julio de 2025, un nuevo comienzo

La mañana era fría. En la explanada, más de trescientos jóvenes formaban en silencio. Algunos con la mirada al frente, otros buscando entre la gente a sus familias. Detrás, en las gradas, madres, padres, hermanos. Algunos venían desde lejos. Grababan, saludaban, esperaban el momento del saludo, de la foto, del cruce de miradas.

Ese día no será uno más. Quizás no lo sepan todavía, pero volverán a ver esas imágenes. Se verán formados, quietos, sin historia aún en el uniforme. Se verán también en esa otra escena más liviana: dos jóvenes que se hacen una selfie, el gesto espontáneo, el celular en alto, la sonrisa limpia. Una forma de despedirse sin palabras de lo que fueron y de empezar algo nuevo.

Un acto, una foto, una promesa

El ingreso de esta camada se oficializó este mes durante un acto encabezado por el Gobernador Alfredo Cornejo y la ministra de Seguridad y Justicia, Mercedes Rus. Allí, frente a compañeros, instructores y familiares, los 344 nuevos policías recibieron sus placas, sus uniformes y sus destinos.

No hubo grandes discursos. Sí muchas miradas firmes, alguna lágrima al final y más de una selfie entre risas. La ceremonia fue, sobre todo, una postal de esperanza: la de una fuerza que se renueva desde abajo, con jóvenes que llegan con el deseo de hacer bien las cosas. No para ser héroes. Para ser útiles.