El argentino anotó en el partido de vuelta y luego malogró un penal. El conjunto parisino avanzó a cuartos de final. Liverpool dejó en el camino al Leipzig.
Barcelona, con una conquista de Lionel Messi, se quedó afuera en octavos de final de la Liga de Campeones de Europa, tras empatar 1-1 la vuelta con París Saint Germain, del DT Mauricio Pochettino.
En el estadio Parque de los Príncipes de la capital francesa no hubo épica ni milagro, a pesar de que el ‘Barsa’ entregó su mejor versión desde que se instauró el ciclo del técnico neerlandés Ronald Koeman.
Y el conjunto ‘blaugrana’ pagó demasiado caro la fatídica noche del Camp Nou, donde se llevó una lacerante derrota 1-4 que lo terminó dejando al borde de la cornisa.
A diferencia de lo que ocurrió en marzo de 2017, cuando se despachó con un heroico 6-1 sobre el PSG y revirtió la serie, tras el 0-4 del primer partido, Barcelona, en esta ocasión, no tuvo tanta efectividad ni contundencia.
Fue dominador de las acciones, es cierto. Pero el equipo catalán no mostró la puntería suficiente en los últimos metros, más allá de que el arquero costarricense Keylor Navas también hizo méritos para sostener la renta conseguida en la ida.
De hecho, el exguardavallas de Real Madrid sacó patente de héroe a los 48 minutos del primer tiempo, cuando le atajó un penal a Messi, quien un rato antes había despachado un misil espectacular que ingresó por el ángulo para decretar la igualdad (37m.).
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Barcelona presionó campo arriba, con un Sergio Busquets que jugó más adelantado, con los franceses Dembelé y Griezmann que buscaron ser picantes por las bandas, más un Pedri que se asoció con el rosarino Messi con el propósito de asfixiar a un equipo local, que lució impotente.
Así, el conjunto de Koeman machacó y tuvo las mejores chances, con un disparo de Dembelé que sacó Navas y otro de Serginho Dest que reventó el travesaño, antes de la media hora inicial.
Y durante la primera incursión ofensiva del conjunto local, PSG obtuvo renta máxima, ya que Clement Lenglet lo derribó al rosarino Mauro Icardi (de muy opaca actuación) y el árbitro Anthony Taylor sancionó el penal pertinente.
La ejecución, a cargo de Kylian Mbappé, representó el 1-0 para el conjunto parisino, que pareció relajarse con la apertura del tanteador.
Barcelona continuó ejerciendo el dominio de las acciones y esa estéril superioridad se tradujo en eficacia, a los 37m., cuando el ‘10’ despachó un terrible zapatazo que se coló en el ángulo.
Antes de la finalización de la primera parte llegó una jugada clave. Sobre los 48m., una infracción en el área sobre Griezmann (de parte de Kurzawa) se convirtió en penal para ‘Barsa’.
Messi se paró recto al balón y ejecutó con violencia, al medio del arco. El costarricense Navas rechazó el balón con los pies y evitó la caída de su valla.
El segundo período, con el atenuante que representó haber fallado una ocasión propicia al final del primer capítulo, aplacó el ímpetu del Barcelona. Siguió siendo dominador, pero ya no tuvo tanta fluidez por las bandas ni por el medio.
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PSG buscó salir algo más y no estuvo tan abroquelado atrás. Pero las conexiones entre Leandro Paredes y el veloz Mbappé no generaron peligro, a excepción de una maniobra sobre el cierre, cuando le escapó a su marcador y despachó un remate alto.
Ni siquiera el ingreso del rosarino Angel Di María (ex Rosario Central) le dio al conjunto de Pochettino la velocidad y aceleración que necesitaba para sacar alguna contra que lastimase.
Barcelona se marcha así prematuramente de una competencia continental, algo que no ocurría desde la temporada 2007, cuando Liverpool lo dejó al margen también en idéntica instancia.
Por su parte, Liverpool repitió el 2-0 que había logrado en la ida ante Leipzig y clasificó a los cuartos de final de la Champions League.
Mohamed Salah y Sadio Mané convirtieron los tantos del vencedor.
Los dos encuentros de la serie se jugaron en Budapest, debido a las restricciones sanitarias que rigen en Alemania e Inglaterra.