Por Cristian Molina

Se cumplen 35 años de la jugada de todos los tiempos. 35 años del Gol del Siglo. El primer aniversario sin su protagonista en este mundo. Diego Maradona ya no podrá contar nuevos detalles de cómo dejó en el camino a tanto inglés o repetir las mínimas variantes de una historia desconocida por nadie porque todos han visto aquel gol, al menos una vez en estos 35 años.

Las crónicas de entonces y las de toda la vida, van a contar que a las 16.09 de aquel 22 de junio de 1986, el mundo se detuvo. Fueron poco más de diez segundos de aliento contenido, de pupilas dilatadas, de incredulidad a flor de piel. Aquella jugada no marcaría un antes y un después. Marcaría un para siempre. 

La historia fría dice que Argentina llegaba a los cuartos de final de ese mundial en México como una sorpresa. Una clasificación angustiosa y un pésimo desempeño en los amistosos previos, hicieron que el equipo dirigido por Carlos Bilardo no estuviera entre los favoritos al título, aunque contara con la presencia de Diego Maradona, una de las tantas estrellas que ilusionaban en la antesala del torneo ecuménico.

Un buen debut ante Corea del Sur, un empate meritorio ante el último campeón, Italia y una sólida victoria sobre Bulgaria le dieron la clasificación a octavos de final, donde superaría ajustada pero merecidamente a Uruguay.

Por su parte, Inglaterra repetía participación en los mundiales luego de su regreso en 1982 y quería dejar atrás la crisis generada por su ausencia en dos mundiales consecutivos. Una derrota ante Portugal y un empate ante Marruecos hacían temer lo peor. Pero una goleada con triplete de Gary Lineker sobre Polonia le dio el pase a octavos donde superó claramente a Paraguay también 3 a 0 con dos tantos del goleador.

El encuentro entre dos equipos hasta entonces tan irregulares era una incógnita y el primer tiempo resultó de una paridad notable con pocas llegadas y escaso riesgo en las áreas. Pero en el segundo tiempo, la historia pediría permiso para dejar un sello indeleble.

A los 6" Diego Maradona fue a buscar una pelota que, rechazada por un defensor inglés, se dirigía por alto hacia el arquero. El Diez saltó junto al portero pero al no llegar puso su puño sobre su cabeza y tocó el balón el gol. Todo el público en el estadio y a través de la transmisión televisiva vieron la mano, menos el árbitro y sus colaboradores. 

Argentina se puso en ventaja con una jugada viciada de nulidad ante las protestas de los ingleses. Pero cuatro minutos después todo quedaría en un segundo plano. 

Maradona recibió detrás de la mitad de la cancha y dejó con una finta a dos jugadores rivales. Entonces inició una corrida memorable. Dejaría cinco jugadores en su camino hacia Shilton para definir suavemente luego de dejar desparramado al arquero.

Nadie ha podido igualar semejante gol, en esa instancia de un campeonato tan trascendente y en el marco especial de un enfrentamiento como el de Argentina e Inglaterra post guerra de Malvinas.

Todo conspiraba para que el partido fuera memorable pero Diego lo transformó en algo simplemente imborrable.

Ese gol no puede recordarse hoy sin el relato inolvidable de Víctor Hugo Morales, porque el narrador, aún inmensamente conmovido, fue preciso a la hora de definir lo que cualquiera podía sentir en ese momento pero sus palabras suenan a oración eterna para que, aún a 35 años, el país sea un puño apretado gritando por Argentina.

Hoy, a 35 años de aquel gol, por primera vez sin su autor, se puede seguir pronunciando las palabras del gran relator uruguayo: "Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas..."