Luego de las elecciones legislativas en CABA, el peronismo se consolidó como la principal fuerza opositora y controlará la tercera parte de la Legislatura. La Libertad Avanza logró el segundo espacio y dejó atrás al oficialismo del PRO como la tercera minioría en el Parlamento.

Unión por la Patria (UxP), que llevó como figura a Leandro Santoro, renovó 10 bancas sobre 8 que ponía en juego y elevó su bancada a 20 legisladores, consolidándose como el principal bloque opositor.

Por su parte, La Libertad Avanza, con Manuel Adorni encabezando la lista, dio el batacazo: tenía 8 diputados, arriesgaba 6 y obtuvo 11 nuevos escaños, conformando un bloque de 13 miembros. Así, superó al oficialismo del PRO, que apenas consiguió 5 bancas y totalizará 11 diputados en la nueva composición, los mismos que retendrá gracias a los legisladores con mandato vigente.

De las 17 listas que se presentaron, solo cinco lograron ingresar representantes: Unión por la Patria, La Libertad Avanza, el PRO, Volvamos Buenos Aires y el Frente de Izquierda (FIT). La UCR y la Coalición Cívica, históricos socios del macrismo, quedaron afuera junto a figuras como el ex libertario Ramiro Marra y Juan Manuel Abal Medina.

El nuevo esquema anticipa un escenario legislativo complejo para el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. La pérdida de bancas de sus aliados tradicionales lo obliga a negociar con LLA si quiere avanzar con proyectos de gestión.

La alianza "Volvamos Buenos Aires", que responde a Horacio Rodríguez Larreta, consiguió tres bancas y se posiciona como un espacio bisagra. Con dos legisladores que mantienen su mandato, contará con un bloque de cinco miembros. El Frente de Izquierda, por su parte, logró conservar una banca y seguirá con dos representantes hasta 2027. 

Entre las figuras que accedieron a la Legislatura se destacan Manuel Adorni (LLA); Silvia Lospennato y Hernán Lombardi (PRO); Leandro Santoro y Juan Pablo Modarelli (UxP); Guadalupe Tagliaferri (Volvamos Buenos Aires); y Vanina Biasi (FIT).

Con esta nueva configuración, la Legislatura porteña queda dividida en tres tercios y abre una etapa de mayor fragmentación política e intensa negociación parlamentaria.