El experto del Conicet, Jorge Aliaga, habló en Radio Aurora de los beneficios del dispositivo, como un buen aliado para el correcto recambio del oxigeno en las aulas y en el transporte público.
Las bajas temperaturas que se registraron en los últimos días en Mendoza encendieron las alarmas en el sistema sanitario y educativo ante la posibilidad de la propagación de los contagios de coronavirus en las aulas, o la aparición de enfermedades respiratorias a consecuencia del frío si hay una excesiva ventilación de los espacios. Sin embargo, el físico e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Jorge Aliaga, encontró una buena alternativa para sobrellevar este invierno y aminorar el impacto de la segunda ola de Covid-19 en los medidores de dióxido de carbono.
Su trabajo que se sustenta en la evidencia científica de que el virus se trasmite por el aire, a través de las gotitas de saliva que se transportan en aerosoles y que recientemente la Organización Mundial de la Salud (ONU) así lo reconoció.
En una entrevista con Radio Aurora Argentina, Aliaga aclaró que a partir de que hay un consenso científico de que el coronavirus se trasmite por el aire, abre la puerta para que “los Estados y los organismos públicos reconozcan las vías correctas, entonces las acciones se pueden orientar para que tengan algún tipo de efecto”.
“Si nosotros estamos tomando medidas en base a recomendaciones que no son pertinentes estamos gastando recursos y tiempo y no estamos previniendo nada. Hay que seguir usando el tapabocas, manteniendo distancia y fomentar el lavado de manos, pero hay una situación que toma relevancia que es que cuando respiramos, exhalamos aire que tiene humedad y que se llaman aerosoles”, detalló el físico de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA).
El experto habló con “Un día Perfecto” e insistió que estos aerosoles van quedando en el aire y van inundando el ambiente como si fuera el humo del cigarrillo, que aunque no se vea están ahí y puede estar contaminado con el virus.
Leé más: Coronavirus: restringen las actividades en el dique "El Carrizal"
En ese sentido, el especialista observó que “el problema grave de esta enfermedad es que la trasmiten personas que no necesariamente tienen síntomas, con lo cual nunca podemos estar seguros si la persona con la que estamos tiene el virus o no, o si uno está cursando la enfermedad. Hay que pensar que todos lo tenemos y actuar en consecuencia”.
Medidores de dióxido de carbono
Un grupo de expertos en la trasmisión de enfermedades a través de aerosoles que lidera el investigador español José Luis Jiménez sostiene que cuando exhalamos liberamos dióxido de carbono y si estamos en un espacio cerrado, como puede ser un aula, o un auto o el transporte público, “va bajando la proporción de oxígeno y va subiendo la concentración de dióxido de carbono”.
Por tal razón la medición del dióxido de carbono ayuda a la que la ventilación sea la óptima, “sin pasar frío”.
“No está midiendo virus, sino concentración de aerosoles que pueden tener carga viral”, graficó.
Por último, Aliaga enfatizó: “Se tiene que recambiar el aire, abriendo de manera frecuente puertas y ventanas, de forma tal que ingrese aire que no tiene aerosoles y reemplace el aire del interior”.
Estos dispositivos son de bajo costo y los está fabricando la Universidad de Hurlingham, en un proyecto liderado por Aliaga, y ya está proveyendo de estos aparatos a las escuelas.
Escuchá la nota de "Un Día Perfecto":