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Conocé a Juan Ignacio, el ingeniero que da clases en la Villa 31

Juan Ignacio Haudet, un joven ingeniero mendocino, sin dudas, además de ser noticia, está dejando una marca inolvidable en la vida de un niño del Barrio 31 de Buenos Aires, mientras lo ayuda con sus clases de matemática.

Martes, 23 de Junio de 2020

Muchas personas encontraron el espacio para sumar su granito de arena en el medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio, que, si bien esta flexibilizado en nuestra provincia, en el AMBA, sigue siendo estricto. Sin embargo, las clases presenciales siguen suspendidas y sin fecha estimativa de regreso, debido a que el número de contagios no cesa. Por esa misma razón, es que la disposición del Ministerio de Salud, de que las clases sean virtuales, continúa vigentes.

Hay niños, niñas y adolescentes, que requieren un apoyo escolar extra al que brindan los docentes, y es ahí, donde Juan Ignacio Haudet, un ingeniero mendocino, encontró el espacio para crear un puente. A principios de la cuarentena vio una convocatoria por Facebook donde solicitaban personas para dar apoyo chicos del Barrio 31, más conocido como “Villa 31” en la Ciudad de Buenos Aires y no dudó en presentarse. “Estoy ayudando a Hans, de 10 años, en matemáticas y una chica que quiere ingresar a medicina la ayudaré con física. La iniciativa surge a través de un chico que tenía una escuelita de skate, en el barrio, y por la pandemia tuvo que suspender las actividades y tenía muy buena relación con las familias. Como notó que los chicos estaban un poco desorientados, empezó a organizarse con sus amigos, y ante la demanda, hicieron una convocatoria abierta. La designación de quienes acompañan a cada chico tiene que ver con los perfiles y con las necesidades de los estudiantes. Hans contaba desde antes con un joven que lo ayudaba en Ciencias Sociales, pero que no tenía conocimientos de Matemáticas".

Años atrás, Nacho Haudet estuvo aportando sus conocimientos y su ayuda en el Campo Pappa, a través del programa “De la esquina a la escuela”: “Tuve la posibilidad de estar trabajando en otro programa, antes de recibirme. Los chicos que recibían la Asignación Universal, tenían la obligación de ir al apoyo, y también iban sus hermanos pequeños, y además compartíamos desayuno y otras actividades. Luego yo me fui de intercambio y creo que el programa se cortó”, contó el ingeniero.  

 La comunicación con Hans es diaria, aunque las clases de apoyo son los martes y los jueves. Nacho tuvo que acomodar sus horarios ya que comenzó a trabajar, aunque no es impedimento para sus ganas de ayudar: “Con Hans, ya tenemos una relación. Y su historia es la más “bonita”, porque él tiene una casa, tiene un techo, una compu y acceso a internet. Hay chicos que no tienen esas comodidades y se les hace más difícil, o tienen un solo celular y son cuatro hermanitos, y hay tutores que tienen que hacerse un ocho para poder hacer el trabajo, es realmente difícil”.  

La convocatoria está abierta. Podés ingresar a Apoyo al Barrio 31,  y toda ayuda es bien recibida.   

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