La Diputada nacional Claudia Najul dio detalles del protocolo que pretende implementar para que pacientes internados con COVID puedan recibir el acompañamiento de familiares.
La Diputada nacional Claudia Najul (UCR – Juntos por el Cambio), presentó un proyecto de ley para implementar un protocolo que contemple las medidas de seguridad necesarias para que pacientes internados con Covid-19, que estén transitando el tramo final de su vida, puedan recibir el acompañamiento de familiares.
En Aurora 91.3, explicó: “Lo que nosotros pretendemos es empezar a debatir la posibilidad de reglamentar el derecho a poder decir adiós. Que los familiares más cercanos de los pacientes que tienen coronavirus y están en una situación muy crítica puedan llegar a despedirse. Para eso presentamos un protocolo de acompañamiento para pacientes con COVID positivo en estado terminal, con el objeto de que tengan esta posibilidad de poder despedirse”.
“En el protocolo en general lo que nosotros proponemos es que el paciente reciba todo el acompañamiento psicológico que necesita y reciba también información vinculada a su estado de salud, que es un derecho que tienen todos los pacientes. Son medidas para proteger y dignificar ese último momento de vida”, agregó.
“De aprobarse, dependerá de cada hospital, de cada centro asistencial, el cómo aplicar ese protocolo. Se ha hecho en otros países, en Argentina se está haciendo en el sanatorio Mater Dei, que ya generó este protocolo y de ocho pacientes, seis pudieron activar este protocolo en la etapa final, con todos los cuidados y mecanismos de seguridad que hacen falta, por supuesto”, detalló la diputada.
Najul también consideró “la necesidad de generar protocolos para niños o personas con discapacidad que necesiten estar acompañadas por algún familiar cercano, aunque no estén en un estado grave”.
“Buscamos que se le de un marco normativo, que no haya dudas, que todos sepan cómo reaccionar. Es humanizar ese último momento. No veo inconvenientes si está bien organizado. El debate está en cómo podemos lograr ese derecho al último adiós”, concluyó.
El caso del sanatorio Mater Dei
El sanatorio Mater Dei de la provincia de Buenos Aires, desarrolló un “protocolo de acompañamiento en el final de la vida”, destacando que es legal y necesario habilitar el derecho a decir adiós, y que “una medicina sin humanismo no merece ser ejercida. Permitir la despedida es un mínimo de humanidad que no podemos dejar de brindar. Es una cuestión de empatía”.
El doctor García Roig, jefe de terapia intensiva de pediatría del sanatorio, sostuvo que no hay ningún instituto de infectología de prestigio internacional que prohíba la despedida a los pacientes. Si no, ni los médicos podrían entrar a la terapia a ver a un paciente con Covid-19. La atención debe centrarse en la persona.Es inhumano que una persona muera sola, para el que muere y para el que queda.
El protocolo del hospital habilita las visitas en terapia intensiva a quienes tienen un mal pronóstico, pero también permite que un familiar acompañe a aquellos pacientes que, aunque no estén en cuidados intensivos, requieren asistencia por algún motivo, como no poder valerse por sí mismos o ser de edad avanzada.
Esto no significa que las visitas estén totalmente liberadas, sino que cuando el cuadro de salud general es grave y se puede llegar a una situación de final de vida, el protocolo se activa y se autorizan visitas con los recaudos correspondientes. Si el paciente que necesita asistencia no está en cuidados intensivos, el familiar que lo acompaña debe aislarse en la habitación, no circular por las áreas comunes del sanatorio y, cuando egrese, hacer la cuarentena de 15 días, por ser un contacto estrecho de paciente con Covid-19.
Estos protocolos deben hacerse bajo estrictas normas de seguridad, por lo que el efector debe proveer a las personas que realizan el acompañamiento el equipo de protección personal para que la visita se realice con todos los cuidados necesarios. A su vez, debe prepararse a la persona sobre el equipamiento de las salas de terapia intensiva y sus condiciones edilicias para que estas visitas no causen daños psicológicos o emocionales negativos en la misma. Por último, debe asegurarse que las persona que realizan las visitas no sean pacientes de riesgo, para evitar complicaciones mayores ante un posible riesgo de contagio.
Debe tenerse en cuenta que, en las unidades de terapia, la persona paciente es examinado por un médico sin rostro, con la distancia que impone la situación, que no puede tocarlo, darle la mano, ni alentarlo. Por eso que haya un familiar o una persona de confianza con ella, es importante. Habilitando este tipo de visitas y protocolos, la persona se encuentra contenida psicológica y emocionalmente y es de esta manera que aumentan sus posibilidades de recuperarse.
La experiencia del sanatorio Mater Dei demuestra que los protocolos de aislamiento absoluto son innecesarios y que una flexibilización contribuiría incluso a salvar más vidas.
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