En los alegatos, Gustavo García y Juan Manuel Dávila manifestaron que "todos hicieron todo para atacar y matar a Fernando".
Los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García concluyeron sus alegatos y solicitaron prisión perpetua para los ocho rugbiers acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa.
"Se los acusa a todos por igual por el delito de homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones”, indicó Dávila.
En sus pedidos de condena ambos fiscales dieron a conocer los motivos por los cuales los ocho acusados son coautores del asesinato. Allí manifestaron que "todos hicieron todo para atacar y matar a Fernando".
Durante casi cuatro horas que duraron los alegatos de la fiscalía, los letrados se explayaron en las pruebas y testimonios que se presentaron en las 13 audiencias del juicio.
Allí realizaron el uno por uno sobre la responsabilidad y el rol de cada uno de los imputados en el ataque y crimen y se pudo saber con mayor detalle la participación de cada acusado.
Asimismo y al finalizar, Dávila solicitó una investigación aparte contra Juan Pedro Guarino y Thomas Colazo por "falso testimonio" al declarar que no se acordaban lo ocurrido a pesar de haber estado a metros de donde ocurrió el ataque y crimen: “No se acordaron de nada... No tengo dudas de que por una omisión, mintieron”.
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El fiscal Juan Manuel Dávila pidió investigar por presunto falso testimonio a Juan Guarino y Tomás Colazzo, dos amigos del grupo de rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa.
La Fiscalía lo reclamó ante el Tribunal Oral Criminal 1 de Dolores en su alegato. Sobre ellos sembró dudas en su declaración como testigos, ya que omitieron brindar detalles sobre lo qué pasó estando ambos en el lugar de los hechos.
Guarino había declarado como testigo que vio una pelea pero se fue del lugar sin precisar detalles y aseguró que no pudo ver sobre la golpiza.
Aunque sin dar descripción de lo ocurrido aquella madrugada, el joven sobreseído en todo momento sostuvo que los rugbiers eran recurrentes en generar peleas y que "estaba cansado" de que eso ocurriera.
Tomas Colazzo también estuvo en el lugar a metros de donde golpearon a Fernando Báez Sosa, y si bien nunca estuvo imputado, la sospecha es que omitió dar detalles sobre lo qué pasó en el lugar y luego de los hechos la conversación que tuvo con los implicados.
En ese entonces el joven tenía apenas 17 años y nunca fue reconocido por testigos, amigos o cámaras de seguridad que haya participado del crimen, pero sí se lo observó estando frente al boliche Le Brique.