Mendoza, de de

Deportes fútbol

Un grito atragantado más de diez mil días

Deportivo Maipú volvió a la segunda categoría del fútbol argentino casi veintinueve años después. Una historia de redención.

Domingo, 31 de Enero de 2021

Maipú le ganó a Madryn y logró su objetivo, un objetivo que estuvo en su sangre siempre. Aún en los momentos más oscuros. Cuando estaba en la B de la LIga, cuando estuvo a punto de perder su estadio.Quizás allí radique su gran fortaleza: nunca dejó de creer.

Maipú ascendió al recién creado Nacional B en 1986 merced a un mini torneo especialmente dedicado a la clasificación de un equipo mendocino para participar de manera permanente en el torneo que reemplazaría a la Primera B.





Durante seis años militó en la categoría con resultados diversos, más bajos que altos, peleando el descenso, revalidando en dos ocasiones antes los campeones de la Liga y alguna vez peleando el ascenso.

Pero sobre todo, batalló solo. Contra la indiferencia de la provincia, de los sponsors, de los medios y hasta la contra de la propia Liga Mendocina, que manejada por los poderosos, le ponía piedras en el camino y le complicaba su normal desarrollo.




Maipú descendió seis años después, en 1992, y tuvo que volver a la B mendocina. La pésima gestión dirigencial del último tramo, comandado por Juan carlos Videla no solo dejó al club en el descenso, sino que lo dejó en la bancarrota, lleno de juicios de jugadores que nunca cobraron y con el estadio al borde del remate.

Fueron años de sufrimiento, de incertidumbre. Maipú volvió a la primera división de la Liga, consiguió algún título transitorio, volvió a descender y recuperó la categoría. Hasta que llegó la familia Sperdutti a hacerse cargo del club y sacarlo del pozo.



Llegó otro campeonato, la llegada al torneo Argentino B en 2005, al Argentino A en 2008 y desde entonces, el sueño se mantuvo intacto. El ascenso estuvo siempre en la mira. A veces estuvo cerca y se perdió por muy poco. Otras veces, las injusticias de este deporte, tan bello como ingrato, se lo impidió.

Pasaron jugadores, pasaron los años, pero ahí está el Cruzado volviendo a la Primera Nacional, ese lugar al que siente que nunca dejó de pertenecer. Hoy los nombres son otros. Bajo el mando de Luciano Theiler pero sin dejar de valorar lo mucho que hizo Carlos Sperdutti. 



El sueño se cristaliza en realidad, enseñando la lección que todos conocen pero que cuesta tanto aplicar: nunca se debe abandonar la ilusión. Lo que se busca con intensidad llega alguna vez. 

Sus hinchas lo saben, y nunca dejaron de alentar. Sus jugadores lo entendieron, los que estaban y los que llegaron. Sus dirigentes, especialmente los Sperdutti, lo inculcaron a todos. Nunca se debe dejar de creer. 

Deportivo Maipú está en el lugar que merece. Lo demás es puro cuento.