El belga logró su segundo triunfo en esta edición al quedarse con la quinta etapa. El francés pasó al frente luego de que el estonio Rein Taaramäe sufriera otra caída.
El belga Jasper Philipsen (Alpecin-Fenix) se anotó al sprint en Albacete, en la quinta etapa, su segundo triunfo parcial en La Vuelta a España tras el logrado en Gamonal.
El hasta ahora líder Rein Taaramäe (Intermarché-Wanty) se volvió a ver implicado en una caída masiva esta vez a 11 km de meta y dejó el liderato, que pasó a manos del francés Kenny Elissonde (Trek-Segafredo), que sí supo esquivar el infortunio para vestirse con La Roja a sus 30 años.
La etapa, de 184,4 km con salida en Tarancón (Cuenca), fue un calco de las anteriores en el arranque pues los equipos de categoría Profesional españoles volvieron a liarse la manta a la cabeza en busca de un triunfo improbable; esta vez fueron el asturiano Pelayo Sánchez (Burgos-BH) y los vascos Oier Lazkano (Caja Rural-Seguros RGA) y Xabier Mikel Azparren (Euskaltel-Euskadi) quienes saltaron de inicio en busca de la proeza.
Los siete minutos de ventaja que acumulaban en el km 59 de etapa fue su tope, momento en el que Alpecin y Deceuninck, enseguida también Groupama, comenzaron a colaborar con el equipo del líder Taaramäe, Intermarché-Wanty, en el control de la diferencia.
Pasaban los kilómetros y el trío de cabeza iba asimilando su práctica ausencia de posibilidades de sorprender al pelotón. El hueco de siete minutos se había reducido a la mitad aún con 90 kilómetros por delante. La suerte estaba echada y el único punto de interés se centraba en el Sprint Intermedio de La Roda (km 131,5), con reparto de segundos de bonificación. ¿Llegarían por delante los aventureros a ese hito al menos? El grupo perseguidor concedió ese honor aún a los escapados y Lazkano fue el más rápido en ese punto, con el pelotón a 2’39” a 50 km de meta.
Pero no había mucho más margen de maniobra porque los perseguidores comenzaron a apretar tirados por un hombre de Deceuninck seguido de varios de Groupama. Los de cabeza fueron cayendo uno por uno: el primero en claudicar fue el joven Pelayo Sánchez en el km 150, resistiendo los dos vascos, que a 25 de meta aún mantenían 1’25” y soñaban con la gesta. A 22 de meta se rendía igualmente Xabier Mikel Azparren, mientras Oier Lazkano sobrevivía con 1’38” sobre un pelotón que se iba encendiendo poco a poco. El vitoriano era engullido a algo más de 15 km de meta.
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El guión se había cumplido a la perfección –sólo que sin la esperada presencia de viento– y ya sólo quedaba por ver quién lo rubricaría. Pero todavía habría de aparecer otro invitado inesperado, y es que a 11 km de meta se producía una caída masiva y el líder Rein Taaramäe se veía implicado como el día anterior, sin opción de incorporarse al grupo delantero. Así las cosas, mientras Philipsen se imponía a Jakobsen y Dainese en la recta de meta con solvencia para sumar su décimo triunfo como profesional, tercero en La Vuelta, La Roja iba a parar a las espaldas del francés Kenny Elissonde (Trek-Segafredo), que a sus 30 años une este hito a la etapa que firmó en el Angliru en 2013.