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Cosquín Rock Día 2: Los festivales masivos están de regreso

La cita serrana abrió un nuevo ciclo de eventos multitudinario. 85 mil personas pasaron por un amplio predio y disfrutaron de una variada propuesta que cerró con el show de la Mona Jiménez.

Lunes, 14 de Febrero de 2022

40 mil personas asistieron este domingo a la segunda jornada, la más variada y ecléctica del Cosquín Rock 2022. La propuesta de por sí pasaba por ese lado, abrir el abanico, distribuir el juego. Los puristas dirán que muchos artistas no respondían al rock como estilo, que con esos artistas se pierde la escencia. Tal es así que las redes oscilaron en calificar a esta edición como la mejor y también la peor de la historia. Por el simple hecho de ser la primera tras la aparición del Covid, es la mejor. La que marca que la vida continúa.



Las grillas estaban armadas para que los mayores disfrutaran de un cierre temprano y los más jóvenes siguieran el jaleo. Pero además tenía el crossover más esperado: la Mona Jiménez cerrando el festival con el aporte de amigo rockeros. La Mona no defraudó y brindó un show inolvidable.



En un festival inabarcable en su totalidad, los puntos altos se hacen notar siempre por el estallido del público que contagia a los que andan deambulando por el predio, también por el boca a boca y la repercusión en las redes. Por eso, vale la pena puntear los momentos destacados del domingo en Santa María de Punilla.



El show más emotivo lo dio Fito Páez sin dudas. Tras nueve años de ausencia, tocó en el escenario Sur cuando el sol caía en un largo ocaso, como si el astro rey no quisiera perderse un detalle del show. Al rosarino le largaron una remera con las caras de Charly y Spinetta y no dudó en ponérsela para continuar el recital que repasó viejos éxitos con algo de material nuevo pero que tuvo su punto alto con un mar de pantallas de celulares bailando en la noche al ritmo de "Brillante sobre el mic". Páez logró volcar la masa sobre el segundo escenario, aún con La Vela Puerca rompiéndola en el Norte.



Otro gran regreso fue el de Divididos con un set ajustadísimo y demoledor. La Aplanadora del Rock hizo honor a su apodo y le dieron un aire de punto final al escenario Sur que luego albergaría la Kermesse Redonda y el cierre con la Mona.



Miranda hace lo que quiere con las grandes masas. Hicieron bailar a una multitud en el Sur que otra vez superaba en número al norte y eso que del otro lado estaba la Kermesse Redonda, un homenaje a cargo del nervio de Patricio Rey (Sergio Dawi, Semilla Bucciarelli y Walter Sidotti).

Airbag parecen cada día más festivaleros, sumando inteligentemente algunos covers con sus hits y cerrando con una versión eléctrica del Himno Nacional Argentino.



Tempranito, lo había logrado también Natalie Pérez (muy cómoda y notablemente feliz ante una convocatoria importante) mientras del otro lado sonaban bien Nagual y Ciclonautas.

En el escenario Córdoba, Cuatro al Hilo y Los Ustedes fueron los que lograron remarla contra la corriente de una marea que pasa de un extremo al otro sin quedarse y salir airosos sumando gente a su redil.



El escenario de la Casita del Blues es un caso muy particular. Tiene shows espectaculares en un ambiente casi íntimo pero que termina explotando por los curiosos que se acercan a ver a quien aplauden tanto.

Los Viri Bob sonaron bien, la fusión de Martines Tango & Roll enamoró a la audiencia y Melanie Williams & El Cabloide es como si Spinetta hubiera sido blusero. No hace falta explicar lo que pueden ofrecer Javier Malosetti o Deborah Dixon para cerrar una jornada inolvidable.

Si Las Pelotas sonaron bien el sábado en su escenario propio para una audiencia limitada, el domingo estuvieron igual o mejor, quizás sabedores de que la propuesta funcionaba.



En el debe quedó María Becerra, algo desafinada y sin terminar de convencer a los extraños aunque dejó conforme a la multitud de seguidores.

El escenario que albergó al metal el sábado, se llenó de traperos y su consecuente público, para completar una oferta tan variada como irregular.



Cosquín Rock volvió y dio el puntapié inicial de los festivales masivos. Pronto llegarán Rock en Baradero, Lollapalooza, Quilmes Rock y los que quieran anotarse, pero fue el de las sierras el que marcó la pauta de la nueva normalidad: el distanciamiento social quedó en las recomendaciones; el barbijo era exigido en el ingreso y luego era opcional; alcohol en gel abundó en el predio, con puestos fijos y voluntarios recorriendo; el pase sanitario se cumplió de manera random dejando afuera a los pocos que no exhibieron calendario completo (al menos dos dosis).

Aún sin estar en la post pandemia, el mundo se acomoda a la realidad que le toca vivir y acomoda sus viejos ritos a las nuevas circunstancias. Volvió Cosquín Rock. El mundo empieza a parecerse un poco más a aquel que conocimos, aunque todo sea distinto.



Fotos: Sepia Fotografía. Prensa Cosquín Rock