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El próximo viernes 14, a las 20, en el Museo Emiliano Guiñazú - Casa de Fader quedará habilitada la exposición "Hierro vivo" con obras del gran artista Roberto Rosas. La entrada es gratuita.
Con curaduría de Pablo Chiavazza, la muestra estará integrada por casi 30 esculturas del artista mendocino, fallecido en 2015.
La misma podrá visitarse hasta el 30 de abril, en la sede del museo, San Martín 3651, Mayor Drummond, Luján de Cuyo, con entrada libre y gratuita.
Roberto Rosas
Nació en Guaymallén, provincia de Mendoza, en 1938, y falleció en su ciudad natal, el 30 de julio de 2015. Estudió en la Escuela Superior de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Cuyo.
En 1999, con el propósito de abrir el espacio a generaciones futuras para promover la escultura, creó la Fundación Rosas con sede en su taller de Bermejo, Guaymallén. En 1961 realizó su primera muestra de pintura y en 1970 la primera de escultura. Presentó más de cien muestras individuales en Mendoza, Buenos Aires, Córdoba y Mar del Plata y en Ecuador, Brasil, España y Chile. Invitado por el gobierno de Italia visitó Florencia en 1985 y por el centro Wilfredo Lam fue a la Segunda Bienal de la Habana en 1986.
Integró muestras en Galería Patiño Correa de Mendoza, Museo de Bellas Artes de San Rafael, City Bank, Arthea, Banco de Mendoza, Valores Plásticos del Interior, Rubinstein de Mar del Plata, Museo Municipal de Arte e Instituto de Cultura Hispánica de Mendoza, Galería de Arte Moderno de Córdoba, Ateneo Esteban Echeverría de San Fernando, Galería Frenando Fader de Río Cuarto, Salón de Escultura Alfredo Simonazzi, Galería del Mar de Mar del Plata, Banco de Previsión Social de Mendoza. Obtuvo en 1970 el Premio Adquisición en el Salón de Escultura de Godoy Cruz; en 1971 el Tercer Premio en el Salón de Primavera de San Rafael, en 1972 Mención para Artistas del Interior, Tercer Premio en el Tercer Salón de Escultura y Cerámica de Mendoza y en 1973 Premio Adquisición en el Salón Nacional de Santa Fe. El virtuosismo técnico del escultor transmutó en mantos pesados y solemnes, el metal con el que trabajó.
El curador sobre Rosas
Pablo Chiavazza señala sobre el maestro Rosas: "Conducta quizás sea la palabra que puede definir la trayectoria de Roberto Rosas como escultor, como artista. Conducta en el trabajo y en el sentido del mantenimiento de principios estéticos que lo acompañaron a lo largo de su vida. Si bien asistió durante unos años como alumno libre a la Escuela Superior de Artes Plásticas de la UNCuyo, ni ese trabajo ni esos principios fueron resultado de una formación académica, sino más bien de su sensibilidad y comprensión frente a la época que le tocó en suerte vivir. Época en el sentido de una forma particular de relación entre lo social, lo cultural y la naturaleza".
"Todo ello aparece en la obra de Rosas, desde su primera exposición en 1970, hasta las últimas obras que nos ha legado. Fue la reflexiva percepción de lo cotidiano su verdadera escuela, fueron los personajes del campo y la ciudad, los niños, siempre situados con claridad en la realidad latinoamericana; sus animales y, más recientemente, las inquietudes ecologistas que desafían la persistencia de lo vivo en el siglo XXI. Logró integrar todos estos temas y problemas en sus obras con una perspectiva que él mismo definió como humanista. Esta visión holística se ve y se respira en su taller-casa situada en El Bermejo, Guaymallén, poblado desde siempre por sus seres de metal y abierta a todo el mundo" dijo el curador.
Además agrega: "Para lograr articular en hierro esta sensibilidad, esta percepción, sostuvo una conducta inquebrantable que le posibilitó el dominio completo de su técnica. Dominó un material que se resiste como pocos, como si en cada golpe del martillo contra el hierro hubiese modelado también su carácter. De principios claros, siempre concibió que la obra debía contener un mensaje dirigido a los demás".
"Nunca aceptó la idea del arte como huida del mundo, más bien al contrario, encontró en él la forma de nombrarlo: No creo en el arte puro. Mi mensaje plástico está dirigido y comprometido con los hombres de mi tiempo histórico sostuvo en sus inicios". En esa misma línea dijo: "Simplemente soy un escultor. No me considero de vanguardias, me apoyo en la escultura tradicional, en lo figurativo, que he adaptado a mi propia sensibilidad, mi actitud es la de compromiso para con el hombre y con la realidad. No estoy de acuerdo en la concepción del arte por el arte; creo que toda obra artística debe contener un mensaje para los otros hombres que son los destinatarios de lo que el artista crea", añadió Pablo Chiavazza.
"Esto queda por demás claro en una de las obras mayores del artista: un gran espantahombres, una escultura de más de cuatro metros de altura que se encuentra en el ingreso a su taller-casa y que consiste en una figura que busca asustar y ahuyentar a los hombres y, al mismo tiempo, servir de nido a los pájaros de la zona. Espantar a los hombres para dar curso a la vida. Una forma poética de afirmar que lo humano no es dueño del mundo. Algo de esto recorre toda la obra de Roberto Rosas" finalizó Chiavazza.