El brutal homicidio de toda una familia conmovió a Mendoza y al país. Quién era el asesino ydónde está actualmente.
A comienzos de diciembre de 2011 se desató el infierno en una casa de calle San Pedro 1953 del barrio 8 de Mayo, de Las Heras. Un llamado a la policía alertaba de una masacre, toda una familia había sido brutalmente asesinada. El hecho conmocionó a la provincia y al país. El autor del dantesco crimen resultó ser un adolescente de 14 años.
Todo comenzó la noche del 8 de diciembre de 2011 en el citado barrio. Ezequiel Miguel, de apenas 10 años, se encontraba en su casa jugando con un vecino y amigo. La madre del menor, Mónica Miguel, se encontraba en la casa, mientras que sus abuelos, Alí Miguel y Sara García, habían concurrido a misa por la celebración del Día de la Virgen.
En este punto la historia se torna oscura y confusa. Una fuente ligada a la investigación, quien pidió reserva de su nombre, indicó a ADN País que nunca se supo con exactitud qué ocurrió esa noche para que se desatara tanta furia “una hipótesis era que estaban jugando al Counter Strike en la computadora y que se "cebaron" y lo llevaron a la realidad; la otra opción era que estaban viendo pornografía, la madre los descubrió, los retó y ahí comenzó todo”.
Lo cierto es que esa noche fueron asesinadas a puñaladas cuatro personas, y el único sobreviviente, y potencial testigo de los hechos, era el amigo de 14 años, quien solo presentaba un pequeño corte en una de sus manos.
Declaraciones contradictorias
Apenas se supo de los homicidios, el lugar se llenó de policías y personal judicial. La fiscal Claudia Ríos se hizo presente en la escena, junto con personal de Policía Científica, para comenzar con la investigación del caso.
Las primeras declaraciones del menor de 14 años no fueron muy creíbles para los investigadores. Según el adolescente, un hombre encapuchado, vestido de negro, había ingresado al domicilio y había matado a toda la familia y que él se había salvado escondiéndose detrás de una mesita.
El niño dijo que, en un descuido de este misterioso hombre, aprovechó para huir por el patio, luego se subió al techo y escapó por el tejado de la casa de un vecino, para después bajar a la calle por el frente de la casa.
La realidad es que no se observaba la presencia de un tercero en el lugar, los ingresos a la casa no habían sido forzados y se podía observar un “hilo” de sangre que mostraba exactamente el camino que había dicho que tomó el chico de 14 años para escapar del lugar.
Luego de esto fue llevado a la Comisaría 6° junto con su tutora y abuela. En ese momento, el menor cambió su declaración y confesó que nunca existió el “hombre de negro”; que fue su amigo, Ezequiel, quien asesinó a toda su familia y que él, en defensa propia, mató a su amigo.
El brusco cambio en la dirección de la pesquisa, al estar involucrado al menos un menor de edad, obligó a la fiscal Claudia Ríos a excusarse de la investigación y pasar toda la causa a la Justicia Penal de Menores, a cargo del fiscal Gustavo Farmache, quien a partir de ese momento se hizo cargo de continuar con el caso.
La macabra escena
La misma fuente citada anteriormente dijo no saber cuál fue el orden de los homicidios, pero que había sangre en un rincón de un mueble de la cocina. Respecto a esas manchas hemáticas expresó: “creo que no eran de él -el menor de 14 años- pero se puede suponer que él estaba aguardando a que llegaran los abuelos del amiguito para atacarlos. Es decir, que la madre y el amiguito ya estaban muertos”. Y agregó: “el lugar se encontraba con mucha sangre, en todos los ambientes, tanto en la pieza, cocina, comedor, baño y patio”.
No es de extrañar la cantidad de sangre que detalla la fuente. Mónica Miguel presentaba 20 puñaladas; su padre, Alí Miguel, tenía 10 puñaladas y su esposa, y abuela del niño asesinado, poseía 7 puntazos. Mónica Miguel y su padre, Alí, murieron en la misma escena, mientras que Sara García y el pequeño de 10 años fallecieron mientras eran trasladados a distintos hospitales de la Ciudad.
Precoz asesino
Todo lo que tenga que ver con una causa en la que los autores son niños o adolescentes es absolutamente confidencial y secreto. En las causas de menores rige un permanente secreto de sumario, al contrario de las casusas donde están involucrados adultos, donde ese secreto de sumario es temporal.
En este sentido, para la Justicia Penal de Menores el secreto de sumario rige siempre y la violación del mismo constituye el delito de violación de secreto de actuaciones oficiales, que deben quedar por ley en secreto, por lo tanto, es complicado hablar de cualquier constancia del hecho, por más que sea viejo y esté terminado.
Una importante fuente de la causa, quien solicitó reserva de su identidad, indicó a ADN País que “El chico tenía una situación muy compleja desde el punto de vista de su personalidad, muy complicada. Esos casos muy raros de ver, te diría uno de esos casos de uno en un millón”.
Y agregó: “aun considerando que tenía una personalidad en desarrollo, había rasgos psicopáticos muy notorios y marcados y eso surgió de los peritos forenses, peritos especialistas en niños. Esto no lo vio el Cuerpo Médico Forense, lo vieron especialistas en menores de edad”.
Esta fuente explicó que, durante su primera declaración, dijo que un hombre entró a la casa y asesinó a todos, después la cambió un poco y luego no habló más. A medida que se le iban “cayendo” las posibilidades frente a la prueba científicas objetivas incontrastables, optó por el silencio.
Nunca confesó los crímenes, al menos en el ámbito judicial. Tampoco lo hizo ante los efectores de salud durante la primera etapa de la investigación. Esa es la mayor información a la que se puede acceder, debido a que luego, todo quedó en manos del personal de lo que en su momento se llamaba Órganos Administrativos Locales (OAL), actualmente denominado Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI), que era el organismo público que se encargaba del tratamiento psico-bio-social de los menores no punibles, con sus respectivos psiquiatras, psicólogos y expertos en la temática.
La fuente pudo confirmar que el menor se fue a vivir con su madre fuera de la provincia. A partir de ese momento, el ETI comenzó a trabajar con sus pares de esa otra provincia. “Quizás en algún momento el chico sí reconoció frente a terapia, frente a alguien la autoría de los hechos, pero ante la Justicia mendocina nunca admitió su participación en los crímenes”, explicó.
Respecto a cómo se encuentra la causa en la actualidad, hizo hincapié en que el chico, que actualmente tiene 23 años, no fue sobreseído, debido a que nunca existió una imputación en su contra, porque la Ley presume que, sin importar las pruebas posibles en su contra, los menores no comprenden la criminalidad del hecho.
“En este caso él se encontraba “por debajo de la raya”, debido a su edad no era imputable y nunca lo va a ser, por eso no se lo puede castigar con una pena, que, en nuestro país, sería privativa de la libertad”, explicó la fuente.
La investigación se hizo para determinar cómo fue el hecho y quién lo había cometido. Si bien los indicios apuntaban a él, había que confirmarlo para que no quede impune otra persona, pero en este caso se confirmó que el menor de 14 años fue el autor, eso quedó claro.
La causa quedó archivada, no solamente en la Justicia, sino también en la memoria de los mendocinos, como uno de los crímenes más sangrientos y brutales de la historia policial local. Se lo recordará siempre como el Cuádruple crimen de Las Heras, cometido por un adolescente de 14 años que jamás confesó y cuyos motivos para cometer tan atroces crímenes nunca serán develados.
Por Ignacio Torquemada
Fotos: gentileza de Walter Moreno y Marcelo Ruiz.