Ya sea para ingresar o salir de Mendoza por el paso de Desaguadero, las largas filas de vehículos generan una animosidad negativa en los conductores.

Quienes visitan nuestra provincia para vacacionar o regresan de un viaje, la ruta 7 genera un particular paisaje en el control limítrofe provincial. El trámite sanitario en sí no es complejo, y el chequeo de los automóviles es verbal, razón por la que no se comprende la demora.

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Aproximadamente cinco kilómetros de cola se extienden de un lado y otro del Arco Desaguadero donde se encuentran tanto quienes egresan de Mendoza hacia San Luis, Córdoba o la Costa Atlántica como quienes buscan disfrutar sus vacaciones en la tierra del sol y del buen vino.

Lo que no esperaban, más allá de un supuesto mayor tránsito por el recambio de quincena, es la excesiva extensión de autos que confluyen en el paso provincial cuando el control solamente requiere la presentación de documentación personal, vehicular y un par de preguntas.

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La sorpresa sobre el motivo de la espera se junta con el disgusto por el tiempo perdido en un cóctel que no es el recomendable para comenzar o finalizar una estadía estival.