*Por Cecilia Corradetti

El camino de la adopción muchas veces es largo, burocrático, tedioso, doloroso. Sin embargo, la recompensa es enorme, por eso el hecho de intentarlo vale la pena una y mil veces.

   A esa conclusión llegó, muchos años atrás, Irma Yolanda Montes, conocida como Yoli Montes, nacida y criada en San Martín, docente, profesora de matemáticas y técnica superior en Comunicación, carrera que desarrolló ya jubilada en un Terciario de su ciudad.

   Yoli puede hablar de la maternidad con conocimiento de causa: tras siete años sin tener hijos, adoptaron al mayor, hoy de 35 años. La historia recién comenzaba: luego hicieron lo propio con una niña de casi tres años y, finalmente, casi como un milagro, llegó una hija biológica.

   La historia de cómo llegaron a adoptar al mayor de sus hijos, que era un bebé muy pequeño (el libro se enfoca en la primera experiencia de adopción), así como los sinsabores que sufrió la pareja, el dolor de no poder concebir y la típica curiosidad --e indiscreción—de muchos de sus allegados se unificaron en un libro denominado “Adopción, nuestro primer hijo”, que Yoli presentará hoy a las 18, en el Templo del Vino, situado en el Parque Agnesi de San Martín. 

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   El municipio de San Martín, que invitó a la presentación, sostuvo que la experiencia de vida relatada en este libro es, sin dudas, “un viaje que invita a aprender, amar, reflexionar y entender el duro camino del proceso de adopción”.

   “Ya jubilada, en otra etapa de mi vida se me ocurrió plasmar en un libro esta experiencia. En esta ocasión decidí escribir todo lo relacionado con mi hijo mayor y esos siete años esperándolo”, describe la autora, para recalcar: “También en el hermoso resultado que se tiene cuando uno no abandona sus sueños, sus ilusiones. Lo repito cada vez que puedo, siempre hay una esperanza a pesar de los obstáculos que se presentan”.

Yoli Montes presenta este domingo su libro “Adopción, nuestro primer hijo”.

Con naturalidad 

   “En casa el tema de la adopción se habló con total naturalidad toda la vida. Mis dos hijos adoptivos supieron la verdad desde siempre y jamás hubo rollos. Se ríen, se divierten, hablan del tema. Ojo, con el mayor hemos padecido algunos temas de discriminación que incluso cuento en el libro, pero todo lo hemos podido sobrellevar en familia. Nunca quisieron buscar sus orígenes, aunque tuvieron todas las libertades para hacerlo”, reflexiona.

   Yoli y Miguel, su esposo, llevan 42 años de casados y un total de 46 años juntos. “Toda una vida”, dice. Los primeros tiempos, cuando sus amigos comenzaron a tener hijos, fueron muy duros para ambos.

   “Inscribirse en un listado no era lo mismo que ahora. Cambiaron las leyes, cambió el código civil. El bebé era muy chiquito cuando por fin llegó a casa y tiempo después adoptamos a su hermana, de casi tres años. Mi hijo era el mimado de la familia y fue un shock, pero lo superó. Ni hablar cuando recibimos la sorpresa del embarazo, eso ya no podíamos creerlo”, recuerda.

   “La recompensa es infinita. Atravesamos algunos obstáculos apenas adoptamos al mayor que, finalmente, pudimos resolver y la vida siguió andando con normalidad. Hoy mi hijo es licenciado en Comercialización y tiene una diplomatura en Márketing. Es una gran persona y un padre ocupado y dedicado”, lo define.

Yoli puede ser una gran mentora para parejas que están buscando un hijo.

   “Tuvo una infancia feliz y creo que haberle contado la verdad fue clave en todo el proceso. Yo le relataba su historia mientras le daba la mamadera”, agrega.

   Durante la pandemia, Yoli, con más tiempo que de costumbre, observó numerosas notas periodísticas referidas a la adopción, así como series, películas y documentales.

   “Entonces dije ¿Por qué no contar mi experiencia?”, cuenta. De inmediato se puso en contacto con compañeras de la tecnicatura que le dieron una mano en la redacción, edición y corrección del libro.

   El resultado es “Adopción, nuestro primer hijo”, que saldrá a la luz para ayudar a muchísimas parejas que atraviesan situaciones similares.

   “Nunca abandonar los sueños, ese es mi lema. El ‘No’ siempre está, pero también el ‘Sí’ y, con esa oportunidad, un hijo amado y deseado. Soy madre adoptiva y madre biológica y puedo asegurar que el amor es exactamente igual”, concluye Yoli, todavía emocionada y con gran expectativa de que su historia inspire, aliente y ayude a no bajar los brazos.