Estas aves silvestres eligieron el emblemático edificio para formar anidar y tener crías. Desde Biodiversidad y Ecoparque destacan su presencia indica que los ecosistemas aún conservan su equilibrio. Quienes visiten la bodega podrán apreciar a esta familia como parte del recorrido.
La emblemática Bodega Faraón de General Alvear, declarada Monumento Histórico Nacional, sumó un nuevo atractivo a sus antiguas estructuras: una familia de jotes cabeza negra (Coragyps atratus) decidió instalarse en lo alto de sus torres de vinificación continua para dar vida a una nueva generación de estas aves.
La pareja de jotes comenzó su cortejo a inicios de la primavera y encontró en las alturas de la bodega el lugar ideal para anidar y resguardar sus huevos. Fruto de ese esfuerzo nacieron tres pichones, que hoy, con tres meses de vida, ya ensayan sus primeros vuelos sobre el histórico edificio.
"Es una especie que suele elegir cavidades naturales como rocas o huecos de árboles para nidificar, pero que también se ha adaptado a convivir con el ser humano, eligiendo viejas construcciones como torres, molinos o chimeneas", explicó Ignacio Haudet, director de Biodiversidad y Ecoparque.
Los jóvenes jotes, conocidos como volantones, aún permanecen cerca del nido mientras completan su desarrollo y aprenden a dominar el vuelo. Se caracterizan por despegar de forma pesada y ruidosa, pero una vez en el aire son excelentes planeadores.
El veterinario Juan Pablo Coniglione, de Biodiversidad y Ecoparque, destacó que los jotes cabeza negra no representan ningún riesgo para la población.
Por el contrario, cumplen un rol ambiental fundamental como carroñeros, eliminando rápidamente restos de animales muertos y ayudando a prevenir la propagación de enfermedades como el carbunco (Bacillus anthracis).
"Son aliados silenciosos del ambiente y de los productores ganaderos. Al consumir la carroña, controlan naturalmente posibles focos de enfermedades que podrían afectar al ganado o incluso a las personas", detalló Coniglione.
El jefe del Departamento de Fauna Silvestre, Adrián Gorrindo, remarcó la importancia de observar fauna silvestre en entornos productivos o urbanos: "La presencia de esta familia de jotes en la bodega es una buena señal de salud ambiental. Indica que los ecosistemas aún conservan su equilibrio y diversidad, algo cada vez más valorado por los consumidores que eligen productos de origen sustentable y respetuosos con el ambiente".
Gracias al trabajo conjunto entre la Delegación de General Alvear de la Subsecretaría de Ambiente, la Dirección de Turismo y la Asesoría de Ambiente del municipio de General Alvear, se logró proteger a esta familia de jotes, que seguirá habitando la bodega durante algunos meses más mientras completan su desarrollo.
Hoy, quienes visiten la Bodega Faraón podrán ser testigos de este espectáculo natural y observar a los jóvenes jotes desplegando sus alas sobre las antiguas torres de vinificación. La bodega no solo es cuna de historia vitivinícola -fue allí donde nació el sistema de vinificación continua-, sino también un refugio para la biodiversidad local.
Las visitas guiadas a la bodega incluyen la posibilidad de conocer este rincón donde la historia y la naturaleza se encuentran en perfecta armonía.