El niño, hallado en 1985, descansará bajo resguardo y sin exhibición pública, en una etapa considerada de reparación histórica por las comunidades originarias.
La ofrenda inca del niño del cerro Aconcagua -declarada Patrimonio de la Humanidad con Valor Universal Excepcional (VUE)- fue trasladada desde el Conicet hacia el Museo Cornelio Moyano durante el último sábado.
Desde la Dirección de Patrimonio Cultural de la Subsecretaría de Cultura, perteneciente al Ministerio de Educación, Cultura, Infancia y DGE del Gobierno de Mendoza, se llevó adelante un extenso trabajo conjunto con comunidades indígenas, técnicos, especialistas de diversas disciplinas e Infraestructura Escolar, dependiente del mismo ministerio.
Este proceso se realizó en cumplimiento de la normativa, estableciendo los procedimientos que garanticen la aplicación efectiva de las medidas de salvaguardia del patrimonio y las herramientas necesarias para su protección integral. Vale aclarar que la ofrenda inca conocida como el «Niño del Aconcagua» no estará en exhibición.
La iniciativa forma parte del Proyecto Preliminar Master Plan, elaborado tras un largo proceso de diálogo con comunidades indígenas -especialmente las vinculadas al Camino Ancestral Qhapaq Ñan- que venían solicitando que el "Guardián del Aconcagua" iniciara su regreso al territorio donde los antiguos lo ofrendaron. Durante este tiempo, distintos pueblos originarios de Mendoza participaron activamente en el proceso.
En 2020 se consolidó la Mesa de Diálogo Intercultural, en el ámbito de la Dirección de Patrimonio y Cultura de la Provincia, conformada por representantes de diversos pueblos y orientada a un intercambio respetuoso y participativo. En la actual gestión se concretó, junto a las comunidades, un plan de acción por etapas para asegurar un tratamiento ético y respetuoso, conforme a las normas internacionales de conservación y a la propia cosmovisión, espiritualidad y prácticas culturales de los pueblos originarios.
La etapa constituyó la fase previa al regreso definitivo al territorio. Consistió en el traslado desde el Conicet al Museo Cornelio Moyano, donde el niño descansará sin intervención ni exposición, en condiciones dignas y bajo el marco legal indígena, hasta su retorno final a su morada en la Walta (montaña) sagrada del Aconcagua.
Para las comunidades y representantes indígenas de la Mesa de Diálogo Intercultural, este momento representa un acto de reparación histórica: el reconocimiento de este ancestro como ser humano y no como objeto de estudio, permitiendo que finalmente pueda descansar en paz.
El martes 8 de enero de 1985, cinco andinistas mendocinos que intentaban hacer cumbre en el cerro Aconcagua por una ruta por entonces inexplorada (la pared sur) se convirtieron en los artífices y responsables de lo que sería uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia de Mendoza: los restos momificados y perfectamente conservados (gracias a las bajas temperaturas) de un niño de unos 8 años, hallado a casi 5.400 m s.n.m. y que -aparentemente- había sido ofrecido en sacrificio por los incas que habitaban la zona cerca del año 1500.
Se acondicionó un nuevo espacio y un reservorio con control térmico, que garantiza la seguridad y las condiciones microambientales necesarias. Todo el procedimiento se llevó a cabo bajo protocolos de conservación preventiva y conforme a las normativas vigentes.
La sala de guarda, denominada por las comunidades Gualtach Caye, se ubica en el edificio del museo y tendrá acceso restringido por razones de seguridad y respeto a las tradiciones indígenas. Cuenta con un laboratorio de investigación y un sistema avanzado de control ambiental y seguridad, diseñado para garantizar la conservación física, química y biológica de la ofrenda y minimizar los riesgos de deterioro.
La obra fue ejecutada por Infraestructura Escolar, con la participación de los técnicos Gustavo Cabrera y el arquitecto César Morales, de la empresa Lusocani.
Todo comenzó a las 5 de la mañana del sábado en las instalaciones del Conicet, en el parque General San Martín, y allí hubo una ceremonia de las comunidades en el exterior mientras se realizaba el embalaje. Inmediatamente se llevó a cabo la ceremonia de despedida con pluma de cóndor y desde allí se partió al Museo Moyano a paso de hombre con la custodia de la Policía de Mendoza.
Una vez llegado el freezer al Moyano, se procedió a la apertura del laboratorio Aconcagua, el posicionamiento y la preparación de la sala de guarda adonde se ubicó el contenedor con la ofrenda y la pluma de cóndor. Para finalizar, se llevó a cabo el cierre y acondicionamiento del espacio.
En los jardines del Museo Moyano, referentes de las comunidades asociadas al Qhapaq Ñan llevaron a cabo una ceremonia abierta a los presentes.
Diego Gareca, subsecretario de Cultura del Gobierno de Mendoza, habló sobre qué significa este traslado de la ofrenda del niño del Aconcagua al Museo Moyano. "Hay que destacar el trabajo conjunto de dos instituciones públicas como lo son el Conicet y el Gobierno de Mendoza a través del Ministerio de Educación, Cultura, Infancias y DGE; y el trabajo, por supuesto, que ha llevado adelante nuestra Dirección de Patrimonio a cargo de Cristina Sonego. Pero sobre todo también destacar la mesa de diálogo y de trabajo que se construyó con las distintas comunidades de pueblos originarios de Mendoza. Me parece que es fundamental entender justamente este trabajo como un día histórico para Mendoza, para la sociedad, para nuestra cultura, porque es un trabajo muy importante», afirmó Gareca.
El doctor Walter Manucha representó a Conicet Mendoza como vicedirector en nombre de la doctora Andrea Pattini, directora de la institución, y destacó: "Este traslado de la ofrenda del niño del Aconcagua es un acto histórico de reparación a la comunidad y, por otro lado, de trascendencia no solamente provincial sino nacional y a nivel internacional porque es patrimonio de la humanidad. Es muy emotivo, además por el compromiso de parte de la Dirección de Patrimonio y del Conicet, que son las dos instituciones que vienen trabajando desde hace 40 años cuando esta historia se inició".
Para la licenciada Cristina Sonego, directora de Patrimonio de la Provincia, "esta acción marca un hecho histórico. Este traslado ha sido coordinado y trabajado desde la Subsecretaría de Cultura en forma conjunta con Conicet y con la empresa Lusocani para toda la logística, pero lo que más quiero recalcar es que ha sido un trabajo de mucho tiempo con las comunidades asociadas al Qhapaq Ñan. Así que estamos muy agradecidos a todas las autoridades y a todas las comunidades que han trabajado con nosotros. Y también es necesario destacar la tarea de Valentina Ruggiero y Ana Paula Paz, ya que ellas han diseñado la conservación preventiva».
Finalmente, Noemí Mimí Jofré, representante de la comunidad Xumec Huarpe Cacique Sixto Jofré y parte de la organización de pueblos originarios e indígenas Martina Chapanay, expresó: "Hoy se nos dio, en este encuentro de pueblos originarios, de gente que nos acompaña, de los amigos, de la parte científica, de todos los que han estado en esta lucha. Hoy es un gran paso de poder traer al niño a este museo. Hace muchos años que venimos los pueblos originarios pidiendo por esto y cada gestión se ha cumplido y esta última ha sido la más fuerte porque ha cumplido. Ahora esperamos que dentro de un tiempo pueda descansar en paz al pie del Aconcagua".