Dicen que son los locos los que hacen historia, y Mendoza no queda exenta de aquella antigua frase. Un tal Enrique Magallanes, junto a varios bailarines, decidieron un lejano 3 de marzo de 1972 llevar a vendimia a un plano más allá. Así nació Chakaymanta, la primera escuela de vendimia. 

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Desde el 1 2 3 de la danza, hasta la historia de nuestra fiesta máxima, esta escuela comenzó a inculcar a sus jóvenes estudiantes todos los conocimientos de la cultura mendocina, sin pensar que se extendería a puntos impensados.

Hoy, con tres sedes internacionales, otras tres nacionales y 16 distribuidos en los departamentos de la provincia, la escuela de vendimia hará un reconocimiento a todos los que formaron parte del camino en la previa de los 50 aniversarios en la Enoteca, ubicada en calle Peltier 611 de Ciudad.

"Hoy se hace el lanzamiento oficial donde van a haber algunos reconocimientos a los miembros fundadores que aún siguen bailando, y va a haber un agasajo para algunos amigos, artistas y funcionarios que han acompañado a Chakaymanta en este camino", comenzó relatando Sergio Magallanes, director de la institución e hijo del fundador. 

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A lo largo de los años, los bailarines salidos de esta escuela no solo participaron en la fiesta máxima de los mendocinos, sino en muchos otros festivales y eventos, llegando al máximo reconocimiento cuando fueron finalistas en el Pre Cosquín. 

"Para nosotros tuvo un significado muy grande, porque venimos de barrio. Fue una conquista importante", agregó en conversación con Aurora 91.3.

"Venimos de barrio" una frase que a simple vista pareciera no tener un gran significado, pero que esconde una gran profundidad social, ya que Chakaymanta no solamente enseña pasos de danzas y teoría vendimial, sino que hay todo un trabajo y acompañamiento con cada uno de los bailarines y sus familias, incentivándolos a crecer y estudiar permanentemente. 

"Trabajamos en la parte social también, donde visitamos los barrios, uniones vecinales, o escuelitas de danzas que trabajan en los barrios. No es solamente enseñar a bailar al chico, sino que tenga un acompañamiento familiar, de esa forma podemos trabajar en conjunto para ayudar a un chico más allá de enseñarle a bailar", comentó. 

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Son 50 años de acompañamiento, de aprendizajes, de danzas, pero por sobre todo, de amor a vendimia. 50 años que no solamente han dado sus frutos, sino que ha dado el reconocimiento de miles de personas, al punto de filmar un documental para patentar cada minuto de esta historia. 

"El objetivo es tener una cultura más general, más ampliada con respecto a los lugares donde debe quedar, vendimia tiene que ser cuna de artista en todos los aspectos, no solamente en un casting y que termine todo", culminó. 

Escuchá la entrevista de Verano en Aurora: