Cuatro opciones para inspirarte a cubrir los espacios de tu casa con un estilo distintivo.
Las paredes blancas son un clásico en la arquitectura y el diseño de interiores, consolidándose como una tendencia donde la luminosidad y la amplitud son clave. Una forma de potenciar estos espacios es mediante la incorporación de cuadros que añadan personalidad y color.
A continuación, presentamos cuatro ideas basadas en cuartos reales que han logrado un equilibrio perfecto entre elegancia y modernidad.
Un único cuadro de gran tamaño puede ser suficiente para captar toda la atención. Una obra abstracta en tonos llamativos, armoniza con el mobiliario y aporta un toque artístico sin saturar el espacio. Esta opción es ideal para quienes buscan elegancia y simplicidad.
Para un estilo más contemporáneo, las láminas inspiradas en la escuela Bauhaus son una excelente alternativa. Enmarcadas en blanco y con trazos en negro y amarillo, o hasta más colores, generan un contraste vibrante que complementa sillones y cojines en tonos llamativos. Este recurso es perfecto para quienes prefieren un diseño fresco y geométrico.
Si el living sigue una línea clásica, pero se desea incorporar arte moderno, los cuadros blancos, con o sin marco, sobre una pared blanca son una solución sofisticada.
Para un living con estilo minimalista, las fotografías artísticas en blanco y negro enmarcadas en negro aportan sofisticación y orden.
La disposición horizontal de dos piezas grandes sobre un sillón blanco es ideal para espacios con paletas neutras.