Mendoza, de de

Argentina Aniversario

Malvinas: curiosidades de la otra historia

En una fecha de hondo sentimiento histórico y humano, repasamos aquellos detalles que tal vez no conocías de la Guerra de Malvinas. Distancia, frío, y dos países en litigio en el invierno del sur. Una historia que incluye pingüinos, televisores de regalo, y hasta al actor Benny Hill.

Jueves, 1 de Abril de 2021

El 2 de abril de 1982, por mandato del entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, nuestro país tomaba la decisión de invadir las Islas Malvinas. Años de reclamos, y una dictadura que empezaba a mostrar su debilidad, fueron el caldo de cultivo para una decisión de la que nuestro país no salió triunfante. Una guerra dolorosa, unos meses de zozobra, el invierno más triste que podríamos vivir los argentinos.

Pero más allá de las muchas versiones de lo que realmente pasó (recordemos que los comunicados oficiales hablaban de buenos resultados para nuestro país mientras los ingleses ganaban batallas), quedaron escondidas muchas historias curiosas de aquel año y aquellas latitutdes.

En esta nota nos proponemos traer al presente el lado no tan conocido de la Guerra de Malvinas.

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El trato en los primeros meses

Durante los dos primeros meses y medio de la presencia argentina en las islas, hubo varios intentos de acercarse al habitante de las Malvinas. La intención era convencerlos de que lo mejor era apoyar la soberanía de los argentinos. Para esto, se dispuso el envío de 450 televisores a color con la opción de instalar antenas para recibir, además de la señal de la BBC, la programación de ATC. Los isleños no quisieron saber absolutamente nada con esta medida. Rechazaron todo tipo de ofrecimiento.

Además de Argentina Televisora Color, se instaló otro canal argentino llamado "LU78 Tv Islas Malvinas". Transmitía programación en castellano y en inglés, diariamente de 19 a 21. Tuvo tan poca repercusión que lo dieron de baja al poco tiempo.

Logotipo que Canal 7 Argentina Televisora Color tenía en 1982 (había sido fundado en 1978, para poder transmitir el Mundial de Fútbol en nuestro país).


Panfletos en inglés

Otra de las medidas adoptadas por los argentinos fue la impresión de panfletos escritos en inglés. Allí se hablaba de hermandad y confraternidad. La gran mayoría de los habitantes de las islas arrugaba los papeles y los tiraba a la basura.

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La seguridad de los civiles

Ante el inminente bombardeo inglés, los militares argentinos hicieron un pacto con los oriundos de las Malvinas: les dijeron que se colocaran en las casas más seguras, a las que había que pintarles un círculo con una cruz en el interior, y abajo la sigla DAP. Estos refugios fueron el hotel Upland Goose, y los edificios del Colony Club y del West Shore. Justo en estas zonas se guardaban elementos para combatir incendios, agua potable, medicina, y comida.

El hotel Upland Goose en la actualidad, en Puerto Argentino / Stanley (Islas Malvinas).


Los soldados bautizando a los lugareños

Se sabe que los habitantes de las Islas Malvinas son llamados "kelpers", que significa algo así como "recolectores de algas". Es un apodo ofensivo, creado por los propios ingleses. Pero cuando los miembros de las fuerzas llegaron al sur, vieron que muchos de ellos se parecían a Benny Hill, un actor cómico inglés muy popular entre las décadas del 50 y los 80. Por esto empezó a hacerce popular el apodo de "Bennies" para referirse a los "kelpers". Las autoridades militares prohibieron el uso de esta palabra.

Benny Hill, el actor británico cuyo nombre utilizaron los soldados ingleses para llamar a los isleños durante el conflicto bélico.


Pingüinos caminando sobre minas

Durante la contienda, los militares argentinos habían colocado más de 20.000 minas personales a lo largo de las playas. Concluida la guerra, nuestro país entregó mapas detallados indicando la ubicación de cada una de estas trampas explosivas, con la intención de que el gobierno inglés las desenterrara y desactivara. Pero esto último no ocurrió, y como esa zona dejó de ser visitada por los humanos, se estableció una enorme colonia de pingüinos. El riesgo de explosión no existe: para poder activar una de estas bombas se necesita un peso de más de 50 kilos, por lo que las aves caminan tranquilas con una amenaza inocua bajo sus patas.

Colonia de pingüinos caminando tranquilamente sobre terrenos llenos de minas explosivas.