El Presidente contó cómo fue el almuerzo que mantuvo este martes con el establishment del empresariado argentino.
El presidente Alberto Fernández volvió a utilizar su cuenta de Twitter para contradecir a un medio, en esta ocasión porque afirma que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se firmará el año próximo.
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"Hoy nos encontramos con la tapa del diario Clarín que dice que, en esa reunión, anuncié que el acuerdo con el FMI se sellaría el año próximo. No fue así. Queremos lograr ese acuerdo tan pronto como se den las condiciones", posteó Fernández.
El Presidente calificó dicha reunión como "excelente". "Los empresarios nos expusieron su acompañamiento, a la vez que nos manifestaron satisfacción por escuchar de nuestra parte la estrategia de la negociación, compartida por todo el espacio del frente que integramos", afirmó.
Hasta mencionó a Francisco De Narváez, quien dijo que "un diario habla de patear, pero uno no patea en estas negociaciones; el Presidente dijo que quiere hacer un acuerdo que sea beneficioso para los argentinos y que sea cumplible".
Fernández consideró en su hilo que "sería bueno que, dejando de lado las diferencias, un tema trascendente para el país, como lo es la deuda, nos una en un objetivo común. Desde los empresarios y los sindicatos, de las fuerzas políticas a los medios de comunicación. Hoy más que nunca, digámosle sí a la Argentina".
El salón Eva Perón de la Casa Rosada albergó este martes la comida en la que oficiaron de anfitriones Fernández, el jefe de Gabinete, Juan Manzur; el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Del otro lado de la mesa, una plantilla de empresarios de peso: Marcos Bulgheroni, de Pan American Energy; Marcelo Mindlin, de Pampa; Javier Madanes Quintanilla, el dueño de Aluar; Hugo Eurnekian, de Corporación América y Aeropuertos Argentina 2000; Francisco De Nárvaez; Jorge Brito hijo, del Macro; Alejandro Simón, de Sancor; y Juan Martín de la Serna, presidente de Mercado Libre.
El encuentro fue políticamente una gestualidad presidencial hacia el establishment. Un diálogo directo, sin intermediarios, con los que juegan en serio e influyen. Un acercamiento similar al que pidió años atrás la vicepresidenta, Cristina Fernández, cuando en tensión con el sector privado, pidió hablar cara a cara con "los titulares".
De hecho, en la reunión se acordó no discutir la agenda en los medios y con entidades o cámaras, sino cara a cara. Toda una declaración de principios conjunta horas antes del lanzamiento del Coloquio de IDEA, un evento donde reinan los gerentes y suele haber críticas y dardos que no suelen compartir los dueños.
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