La renuncia de Gerardo Werthein destapó tensiones internas en el Gobierno.
La reciente renuncia del ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, generó un movimiento de piezas clave en el Gobierno de Javier Milei en la previa de las elecciones 2025, dando paso al nombramiento del economista Pablo Quirno como nuevo titular de la Cancillería. Este cambio no es menor, según el analista en política internacional Augusto Grilli Fox, quien señaló que el movimiento consolida una reorientación estratégica: la política exterior argentina se volcará ahora a potenciar el rol financiero y un alineamiento ideológico mucho más marcado.
Grilli Fox explicó que la salida de Werthein, quien tenía un posicionamiento comercial notorio, se vio forzada por el deterioro de sus relaciones y por lo que se identificó como "maltratos" por parte de la facción interna conocida como "Las Fuerzas del Cielo", encabezada por Santiago Caputo. La falta de apoyo del propio Milei ante las críticas terminó de dilucidar la renuncia. Además, se deslizó que la supuesta simpatía de Werthein por sectores demócratas en Estados Unidos no habría sido bien vista por la línea de alineamiento preferida por el oficialismo.
La designación de Quirno, proveniente del área de finanzas internacionales, busca según el Gobierno "potenciar el rol financiero" desde la Cancillería. Sin embargo, el analista mostró reparos, argumentando que se pierde la perspectiva de un diplomático de carrera: un canciller debería ser un gestor político, cultural y diplomático, y no solo un financista. Esta situación se agrava por el inédito corte de ingresos al servicio exterior que se produjo este año, generando reclamos concretos desde la propia cartera.
En cuanto a las prioridades internacionales, la decisión es claramente ideológica. Grilli Fox afirmó que la relación con Estados Unidos será la dominante, lo que dificultará la construcción de lazos profundos con naciones que presenten diferencias ideológicas marcadas. Si bien se intentó mantener un pragmatismo con socios clave como China y Brasil, en este último caso, las asperezas generadas por los dichos de Milei hacia Lula da Silva durante la campaña presidencial siguen impidiendo una relación fluida.