Tras el acto, se registraron incidentes y empujones entre manifestantes y la policía.
La Confederación General del Trabajo (CGT) volvió a elevar la tensión frente al Gobierno nacional por el proyecto de reforma laboral impulsado por Javier Milei. En una jornada marcada por la movilización, la central obrera lanzó una advertencia directa: si el Congreso avanza con la iniciativa, activarán un plan de lucha que podría culminar en un paro nacional en todo el país.
El mensaje fue contundente por parte del cosecretario general, Octavio Argüello, quien calificó a la reforma como "entreguista" y ratificó un rotundo rechazo por parte del sector sindical. Durante el acto central, el dirigente se dirigió a los legisladores que deben tratar la propuesta: “Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se los vamos a demandar”, sentenció ante la multitud.
Desde el oficialismo, la senadora nacional Patricia Bullrich se refirió a la protesta indicando que había mantenido diálogos previos con los líderes sindicales, quienes le habrían garantizado una movilización pacífica. "Si van pacíficamente, las respuestas serán pacíficas", había asegurado la exministra de Seguridad en las horas previas al desarrollo de la columna de manifestantes.
Sin embargo, el clima de calma se rompió al finalizar el acto durante la tarde de este jueves. En las inmediaciones de la Plaza de Mayo, se registraron incidentes cuando manifestantes y efectivos policiales se enfrentaron a empujones. La tensión generó corridas en la vía pública mientras las fuerzas de seguridad intentaban aplicar el protocolo antipiquetes vigente.
Argüello insistió en que, de no obtener respuestas favorables a los reclamos de los trabajadores, la central obrera no dudará en profundizar las medidas de fuerza. El plan de lucha progresivo ya está en marcha y la posibilidad de un cese total de actividades cobra fuerza como la principal herramienta de presión contra el paquete de leyes laborales.
El escenario político y social queda ahora a la espera de lo que suceda en el Senado, mientras la CGT mantiene el estado de alerta y movilización. La jornada cerró con un clima de incertidumbre, reflejando la profunda grieta que existe entre el modelo que propone el Ejecutivo y la visión de la cúpula sindical argentina.