A 34 años del segundo título mundial de la Selección Argentina. Un día par ala historia.
Los que le rezan a deidades dirán que fue una bendición divina. Quienes creen en los astros hablarán de alineamiento de los planetas. Quienes creen en el destino sentirán que estaba escrito que así fuera. Es que cuando todo conspira para que algo suceda, las explicaciones quizás estén de más. Argentina no podía salir campeón de aquel mundial pero allí están las fotos, los videos y la historia, contándonos como Maradona y el equipo de Bilardo se trajeron la Copa del Mundo aquel 29 de junio de 1986.
La previa fue un calvario. De principio a fin. Carlos Bilardo asumió la dirección técnica tras la partida de César Luis Menotti. Eran otros tiempos. Tras el fracaso en el mundial de España en junio del "82, el técnico continuó tácitamente en su cargo hasta que venció su contrato en diciembre. No hubo arreglo para continuar y contra todos los pronósticos, Julio Grondona eligió a Carlos Bilardo. El camino del Narigón estuvo lleno de espinas. Salvo una victoria ante Brasil en la Copa América y una interesante gira europea en el "84 en la que superó claramente a Alemania con una brillante actuación del mendocino Bocha Ponce, el equipo no alcanzaba una identidad definida, jugaba mal a veces y muy mal otras. Bilardo apostó por nombres consagrados en un principio pero deshechados por el ciclo anterior. Además, los jugadores indiscutibles que jugaban en Europa, no contaban con la posibilidad de viajar para los amistosos y con el correr del tiempo, el entrenador fue apostando por nuevos valores porque necesitaba jóvenes que se adaptaran a su novedosa propuesta futbolística. Además, en sus primeros años no contó con Diego Maradona. Las lesiones, enfermedades y la propia decisión del jugador, lo mantuvieron alejado. Hasta que el técnico fue a buscarlo a Barcelona, le propuso volver y le ofreció la capitanía del equipo. El Diez volvió a la selección para las eliminatorias. Argentina ganó sus cuatro partidos ante Colombia y Venezuela, perdió en Lima ante Perú y empató agónicamente en el Monumental para conseguir la clasificación. La previa del mundial fue un desastre. Llegó a perder hasta con equipos de clubes y solo alcanzó una victoria clara ante Israel.
Al llegar a México, Argentina estaba lejos de ser un candidato al título. El último campeón Italia, el siempre poderoso Brasil, la Francia de Platini y la eterna anotada Alemania eran las fichas naturales para apostar. Pero ya en la primera rueda se anotaron sorpresas como la URSS, Dinamarca y España. Argentina supero caramente pero sin brillo a Corea del Sur, empató con Italia y superó con mucha autoridad a Bulgaria. En octavos le ganó a Uruguay un clásico áspero y en cuartos eliminó a Inglaterra en un partido especial. Por el otro lado de la llave, los candidatos iban cayendo. España goleó a Dinamarca y cayó ante Bélgica, que ya había limpiado a la URSS. Francia dejó atrás a Italia y después a Brasil, en uno de los mejores partidos de la historia de los mundiales, para después caer en semis con Alemania. Argentina superó a Bélgica con muchísima autoridad y con otros dos golazos de Maradona. Así llegó a ese 29 de junio de 1986
Bilardo ya tenía aceitado el sistema. Tres en el fondo: Brown de líbero, Ruggeri y Cucciufo de stoppers. Dos carrileros: Olarticoechea y Enrique. Doble cinco: Giusti y Batista. Dos polifuncionales: Valdano y Burruchaga y Maradona suelto por el frente de ataque. Alemania dispuso una marca personal de Matthaus sobre Diego. Consiguió cortarle la creatividad pero perdió a su mejor jugador en la creación. Con ese panorama, Argentina se imponía en un partido parejo.
A los 23" una mala salida de Harald Schumacher en un centro le permitió a José Luis Brown abrir el marcador.
El primer tiempo terminó con la ventaja argentina, que rápidamente se estiraría en la segunda parte.
A los 11" del segundo tiempo, Valdano salió jugando de su propia área, y se proyectó a buscar el desenlace de la jugada. Otra vez Scumacher se equivocó, salió a cortar tarde y tuvo que ir a buscarla adentro.
Alemania sometió entonces a la Argentina a un asedio insoportable. Le tiró toda la carga encima y bajo el tórrido mediodía mexicano en el área de Pumpido empezaron a llover los centros, el punto débil de aquel equipo. Rummenigge y Vöeller le dieron el empate a los germanos a falta de seis minutos del final.
Pero dos minutos después del empate alemán, Maradona volvió a lucirse y habilitó a Burruchaga quien le sacó una luz a los agotados defensores alemanes para definir ante la tardía (otra vez) salida de Schumacher.
A Alemania ya no le quedó tiempo. Tampoco encontró fuerzas físicas ni mucho menos anímicas para volver a intentarlo. Argentina manejó el balón los minutos restantes y se consagró campeón del mundo por segunda vez en su historia.
Todo conspiró para que Argentina fuera campeón. El día que Maradona fue hábilmente anulado, apareció el equipo en toda su dimensión y supo sobreponerse a la levantada alemana. Pero además se dieron todas las condiciones: un arquero imbatible como Harald Schumacher tuvo una de sus peores tardes; el Tata Brown no solo convirtió un gol, también se sobrepuso a una luxación de hombro y jugó con el brazo colgando de un agujero en su camiseta; los rivales más peligrosos iban quedando en el camino pero Argentina superó a los que se enfrentó; el fútbol que no mostró en la previa, apareció en los partidos del campeonato y tuvo a un Maradona brillante en la cancha y en Bilardo a un estratega colosal fuera del campo.
Cuando el universo confluye hacia una sola dirección, el big bang es inevitable.