Se filtraron imágenes del proyecto que comienza a tomar forma. Leé la nota y enterate cómo quedará el estadio de Godoy Cruz para recibir partidos de primera con su gente.
Por Cristian Molina
El humano suele aferrarse a sus símbolos, a sus fetiches, a sus amuletos, a los lugares donde fue feliz. El mito del eterno retorno, la repetición infinita de sucesos, la vuelta al origen al finalizar el ciclo ha sido una duda constante en la filosofía occidental.
La nostalgia como ideal de movimiento ha sido una constante en el hombre soñador que imagina un viaje hacia adelante para retornar al seno materno. Porque no siempre todo tiempo pasado fue mejor pero si es mas seguro.
Los escépticos refutan explicando que por más que el retorno sea posible, el punto de partida ya no será el mismo. Estará modificado por las experiencias y por el tiempo de ausencia.
En el caso de los hinchas de Godoy Cruz y el estadio Feliciano Gambarte se cumplirán ambas premisas. Los fanáticos tombinos podrán volver a su casa segura en la que sueñan seguir jugando en primera pero esa casa ya no será la misma.
El Tomba ya jugó en primera en su estadio. Ocurrió en los primeros meses de 2021 cuando la pandemia impedía la presencia de público en los estadios. Entonces la dirigencia aprovechó para poner en condiciones el césped y la iluminación para disputar allí los encuentros del torneo máximo.
Pero ahora será local ante su gente, con tribunas seguramente repletas porque el Tomba vuelve a jugar en su barrio.
Leé más: Empezaron las remodelaciones en el Feliciano Gambarte
El nuevo Feliciano Gambarte empieza a tomar forma. Hace un tiempo cayó la tribuna sur y en estos días comenzó la demolición de la emblemática popular del sector este. A la entendible nostalgia por el adiós a un espacio que cobijó durante mas de medio siglo al grueso de la barra del Expreso, se le suma la expectativa por la nueva casa que albergará nuevas páginas de la historia tombina.
El anhelo máximo del hincha toma forma. Permanecen viejos símbolos: el tanque, el codo noroeste, la vieja platea. Pero sobre el otro sector se levantarán nuevas tribunas, una hacia el este y otra especie de doble bandeja hacia el sur para completar un aforo de 28 mil personas.
El sueño está cada vez más cerca. El viejo y glorioso Expreso podrá nuevamente habitar su casa, que pronto estará lista para recibir nuevos partidos, nuevas hazañas, nuevos momentos de gloria.
El Gambarte volverá a recibir a promesas y consagrados de distintas latitudes pero también verá debutar a los chicos del club que defenderán los colores para seguir en la historia grande del fútbol nacional e internacional.
Sobre el eterno retonro, Alejandro Dolina decía: "Aún cuando fuera posible volver al pasado, nada sería igual. Todos los actos de nuestra vida repetidos minuciosamente, serían distintos al estar ocurriendo por segunda vez. Esta diferencia es sustancial. Llevaríamos con nosotros la carga de la experiencia anterior. Nos estaría negada la ansiedad y la esperanza. ¿Con qué entusiasmo apostaríamos a las cartas que ya sabemos perdedoras? Alguien dirá: sería preciso borrar la memoria y volver al pasado sin recordar que ya lo vivimos. Respuesta: ¿de qué sirve volver si uno no sabe que vuelve? Para el caso es posible pensar que ahora mismo estamos viviendo por segunda o quinta vez la misma vida".
Siguiendo la linea de pensamiento del filósofo barrial, lo lindo está justamente en este retorno. Se vuelve al mismo lugar, pero ya no será igual. Habrá que poblarlo de hinchas nuevos, de nuevas aventuras, de nuevos partidos. Sus tribunas flamantes comenzarán a sentir el calor de las mulitudes, se inflarán con los gritos de gol, se llenarán de papeles en el viento. Hasta que los tiempos se hagan noche y los entonces viejos hinchas recuerden con nostalgia las historias del nuevo Feliciano Gambarte.