María Emilia Miño participó de un programa para estudiar en el extranjero mientras trabajaba de niñera. Sin embargo, fue abandonada por la agencia que la contrató y debió recurrir a la Embajada Argentina.
Desde que se instauró la crisis económica en Argentina hay un gran número de jóvenes que buscan viajar a otros países para garantizar una mejor calidad de vida, mucho mejor si hay una posibilidad de estudio.
Sin embargo, no todo es color de rosa, y a veces, lo que puede ser un sueño a cumplir se puede volver una pesadilla, como le pasó a la mendocina María Emilia Miño, quien, tras recibirse como licenciada en Turismo, decidió emigrar a los Estados Unidos bajo un programa que le garantizaba un trabajo de 25 horas semanales como niñera más la posibilidad de estudiar.
Leé más: Nicolás Lucoski, hermano de Giuliana: "Los médicos nos dijeron que ella nos escucha"
Al llegar al lugar se encontró con una familia que, en un principio, le ofreció múltiples beneficios, como un I Phone, la posibilidad de practicar fútbol y mucho más dinero del que las demás familias le ofrecían. Pero nada de eso se cumplió y la mendocina vivió un calvario durante un mes.
"Lo que yo estoy tratando de difundir y concientizar es que este programa tiene un rango etario de 18 a 26, por lo que van chicas muy jovencitas. Yo soy más grande y tuve las herramientas para poder salir rápido, pero fue complicado, con una embajada de por medio. Llegué a Mendoza y no pude hablar por 15 días", contó María Emilia, en conversación con Aurora 91.3.
La licenciada en Turismo sufrió diversos maltratos psicológicos por parte de la familia -quienes también la contagiaron de coronavirus- además de abandono por parte de la empresa que la había convocado para viajar, según argumenta.
"Yo investigué todo el programa: datos, sueldos, notas y no había nada raro. Y cuando llego allá todas tenían algún problema, pero problemas graves. Hay varias agencias en el país que hacen eso. El 50% de las experiencias son malas, y esas que cuentan sus experiencias malas las persiguen, entonces yo dije "tengo el deber de contarle a las otras mujeres, empatizando con ellas"", mencionó.
Escuchá la entrevista de Primera Mañana:
María Emilia Miño ingresó a un programa de una agencia que garantizaba un viaje seguro a Estados Unidos y una familia que la acogiera, donde trabajaría de niñera con la posibilidad de estudiar.
Es por eso que, previamente, la mendocina tuvo entrevistas con diversas familias en una especie de "Tinder", donde ella seleccionaba la cual más le convenciera.
Leé más: Juli Benedetti, la mendocina que ganó medallas en los Suramericanos: "Es inexplicable"
"Tuve con solicitudes de 30 familias y hablé con tres diferentes. Llega una prometiéndome todo y dije "voy cumpliendo mi sueño en el extranjero", pero toda una promesa que quedó en la nada, porque terminó siendo mentira", destacó María Emilia, quien resalta que se fue con todo legal a Norteamérica.
"Esto lo quiero recalcar: iba con todo en regla. Yo pagué una agencia, pagué un monto. Iba súper ilusionada. Soy licenciada en Turismo y mi idea era estudiar inglés para ejercerlo en la provincia", agregó.
La mendocina relató que, al llegar a Estados Unidos, la familia que había elegido la fue a esperar al aeropuerto y la recibió en su hogar. Sin embargo, con el correr de los días, notó que las cosas dentro de la casa no estaban bien.
"Yo me voy dando cuenta que hay muchas cosas que no eran normales, entonces le pedí a la agencia que me sacara de ahí y a ellos no les gustó que pidiera un cambio de familia", narró la joven.
Leé más: Bill Gates dio positivo de Covid-19
La licenciada en Turismo relató a la agencia con la que había viajado todas las cosas que sucedían dentro de esas cuatro paredes: desde dejarla sin comida o apagarle la calefacción, hasta buscarla al aeropuerto, estando contagiados de coronavirus.
"El primer día que llegue me dijeron que tenían Covid como si fuera un chiste, porque ellos tienen seguro social. Yo, en cambio, iba con un seguro de la agencia que no sirvió. Y encima les dije que nunca había tenido Covid y que no tenía un refuerzo", explicó.
Sin embargo, eso no fue un impedimento para que la familia -en sintonía con la empresa- cuestionara su versión y le exigiera cada vez más: "La enfermedad me dio vuelta. Cada vez era peor. Desde la empresa habían argumentado que no sabían por qué estaba enferma si era latinoamericana".
Tras los primeros indicios de maltrato, la mendocina pidió el cambio de familia a la agencia que controlaba el programa, la cual desestimó su pedido, ya que lo hizo habiendo pasado menos de una semana de su llegada al país norteamericano, y debía esperar un mes para ello.
"Ellos me dijeron que no podía pedir el cambio de familia durante el primer mes, entonces yo les comenté: "¿voy a vivir con maltrato por un mes?", y me respondieron que tenía la suerte de que ellos si lo podían pedir", relató.
Leé más: Video: pescó un delfín en peligro de extinción y se lo llevó a su casa en una frazada
Pero no fue hasta que la situación se puso tensa que la familia pidió el cambio de niñera, tras un parate por parte de la mendocina por las constantes irregularidades dentro del hogar y un llamado por parte de la agencia que habría despertado la furia de los dueños del hogar.
La empresa cuenta con diferentes oficinas en diferentes países del mundo, por lo que, dependiendo el destino, era la oficina que se encargaba de la situación de cada una de las chicas que viajan.
"Uno firma contrato en Argentina, entonces tenés chicas que te atienden divinamente, pero cuando pisas estados unidos dependés de las oficinas de Estados Unidos. Tenés una coordinadora acá que deja de ser tu coordinadora cuando llegas allá. No sé por qué la coordinadora de allá no me creía", comenzó Emilia, quien había manifestado su deseo de irse del hogar en menos de una semana.
"Yo pienso que la coordinadora le comentó a la familia que yo iba a pedir el cambio en la primera semana", agregó.
Tras el pedido de la mendocina, las cosas comenzaron a empeorar dentro del hogar: fue echada de la casa, no sin antes retenerle el sueldo y quitarle el celular que le habían regalado. Y enferma con coronavirus, quedó a la intemperie en el invierno norteamericano.
"Ellos me dijeron que iba a trabajar 25 horas semanales y pasaron a ser 10 horas diarias, entonces se molestaron que yo les dijera que no era legal y que no estaba en el contrato. Fue el tema de la explotación laboral", recordó Emilia, quien expresó que la empresa jamás respondió por lo sucedido.
Leé más: Estados Unidos denunció que Rusia busca extender la guerra a Moldavia
"Siempre con respuestas tibias, la agencia me decía que tuviera paciencia. La familia luego piden el cambio porque la situación era cada vez más tensa y lo que les molesto fue que yo les pusiera límites", relató.
Finalmente, encontrándose sola, en la calle y sin dinero, la mendocina recurrió a la empresa, la cual le hizo contar su versión cuestionando lo que le había pasado. Fue entonces cuando decidió recurrir a la Embajada en busca de ayuda.
"Tuve que ir a la Embajada, fueron los que me contuvieron y me sacaron del estado de hipotermia que estaba y que llamó a la agencia. Si no hubieran intervenido, yo sigo en la calle. Luego de eso la empresa me dijo que era buena en el programa y me mandan a la casa de una de las chicas de la empresa para buscar una segunda familia", rememoró.
Leé más: La inflación de EEUU se disparó al 8,3% y se mantiene en máximos de los últimos 40 años
En tanto, afirmó que estuvo encerrada 22 días debido a su cuadro de coronavirus y luego comenzó a salir y conoció a muchas chicas en la misma situación que ella.
"Conocí a otras chicas con propuestas ilegales en todos lados, entonces dije "esto es demasiado turbio", así que rechacé las propuestas.Pero no podía volver porque me seguía dando Covid positivo. Tuve la suerte de que quitan el PCR para entrar a Argentina para los argentinos en febrero, así que pude entra el país. La Embajada articuló mi viaje y se portaron muy bien", resaltó.
"Hay una especie de movida para que parezca un viaje de egresado y no lo es", relató Emilia, quien advirtió que la mayoría de las chicas que acceden a estos programas son adolescentes de entre 18 y 20 años, que, en caso de encontrarse en la misma situación que ella, en algunos casos no sabrían qué hacer.
"Los estudios no sirven, porque es son tres créditos de 72 horas, lo que dura un curso de RCP, así que olvidarte. Es solamente trabajo y a rogar que te toque una familia que cumpla lo legal. La empresa te garantiza que entrés a Estados Unidos, y de ahí nos vemos en Disney. Lo que pasa con chicas con no tanta personalidad se la comen viva", afirmó la mendocina.
Leé más: Alberto y Scholz: repudio a la guerra, inversiones y potenciales acuerdos
Por otra parte, argumentó que es imposible acceder a las vías legales para demandar lo sucedido, ya que existe un cierto "truco legal".
"Si hay problemas legales, se tratan en Suiza, y gastaría mucho dinero y no hay garantía de ganarlo. Una chica lo ganó, pero fue porque su familia le había puesto cámaras para verla desnuda, y lo mío no es tan grave como el de otras chicas. Esta chica se dio cuenta de que le habían puesto una cámara donde había un extractor de humo, la saca, se hace a tonta, y huye por la ventana. Llega a la comisaria más cercana y lo denuncia. Pero ahí va contra la persona que lo graba. Acá lo ilegal es el abandono de la agencia. La chica fue a la corte de los Estados unidos con las pruebas", detalló.
Leé más: La Semana de los Museos se celebra en la Ciudad de Mendoza
"Viví una película de terror y hostigamiento hasta que volví a Argentina. Hasta el día que no me fui de Estados Unidos no dejaron de hostigarme. Y la agencia tardó en sacarme de la casa cuando les dije tantas cosas graves, porque no eran dos o tres cosas. No es una joda trabajar ilegal, porque te deportan o te meten presa, entonces me vi rodeada de maltrato y de la agencia que no funcionaba", culminó.