Es aconsejable alejarse lentamente del área donde el ave está anidando o donde se perciba su presencia insistente.
Vecinos del Gran Mendoza han reportado una creciente presencia de gavilanes que, en ocasiones, muestran un comportamiento agresivo. Si bien estos encuentros pueden generar preocupación, es fundamental comprender cómo actuar frente a ellos y, sobre todo, por qué estas aves rapaces son tan importantes para el equilibrio del ecosistema urbano. La convivencia con la fauna silvestre es un desafío que requiere información y respeto.
Los gavilanes, aves de presa comunes en nuestra región, suelen ser avistados en parques, plazas y zonas arboladas, buscando alimento. Sin embargo, en algunas circunstancias, especialmente durante la época de anidación o cuando sienten que sus crías están en peligro, pueden mostrarse más protectores y realizar vuelos rasantes o acercamientos intimidatorios hacia las personas que perciben como una amenaza.
Ante un encuentro con un gavilán que se muestre agresivo, la principal recomendación es mantener la calma y evitar movimientos bruscos. Es aconsejable alejarse lentamente del área donde el ave está anidando o donde se perciba su presencia insistente. No se debe intentar alimentarlos ni acercarse a sus nidos, ya que esto podría intensificar su comportamiento defensivo. La distancia es clave para evitar cualquier tipo de incidente.
Es importante recordar que los gavilanes no atacan a las personas sin motivo. Su agresividad es una respuesta natural de protección de su territorio o de sus crías. Estas aves cumplen un rol vital en el control de plagas urbanas, alimentándose de roedores, insectos y otras aves pequeñas, lo que contribuye a mantener un equilibrio natural en el ecosistema de la ciudad y sus alrededores.
Su presencia es un indicador de la salud ambiental del área, ya que los gavilanes requieren de un hábitat con cierta diversidad de especies para sobrevivir. Por ello, protegerlos y aprender a coexistir con ellos es fundamental. Son aliados naturales en la regulación de poblaciones de animales que, de no ser controlados, podrían convertirse en un problema para la salud pública o la infraestructura.
En resumen, si bien un encuentro con un gavilán agresivo puede ser sorprendente, la clave está en el respeto y la comprensión de su comportamiento. Son especies protegidas y de gran valor ecológico. Conocer su rol y saber cómo actuar nos permite coexistir de manera armónica con estos importantes depredadores, garantizando la seguridad de todos en el Gran Mendoza.
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