En el marco del Mes de las Aves, se realizó una enriquecedora jornada de observación de aves en la Laguna de Llancanelo. Participaron 56 personas, entre estudiantes, técnicos, guardaparques, personal de distintas dependencias del Estado, integrantes del Grupo de Observadores de Aves de Malargüe y estudiantes de la Tecnicatura en Conservación de la Naturaleza.
La actividad fue organizada por la Delegación Malargüe de la Subsecretaría de Ambiente del Ministerio de Energía y Ambiente de Mendoza, con la colaboración de múltiples áreas e instituciones que hicieron posible la experiencia.
Las direcciones de Áreas Protegidas y de Biodiversidad y Ecoparque trabajaron de manera conjunta. Se autorizó la visita al área protegida y eximió del canon de ingreso a los participantes. Además, los guardaparques brindaron apoyo logístico, acompañaron durante todo el recorrido y ofrecieron una cálida recepción en el Centro de Interpretación, compartiendo sus conocimientos sobre la conservación del humedal. También se facilitó el traslado de una parte del grupo y se brindó un refrigerio para los participantes.
La Municipalidad de Malargüe tuvo un rol destacado a través de su Dirección de Ambiente, el Área de Biología y Patrimonio de la Dirección de Cultura y el equipo de prensa municipal, quienes gestionaron el traslado de estudiantes de ese departamento y acompañaron activamente el desarrollo de la jornada.
Asimismo, participaron integrantes del Club de Observadores de Aves de Malargüe, conformado por técnicos y vecinos interesados en la conservación de la biodiversidad local. El técnico Adriano Bassi guio las actividades de observación en el sector de Carilahuquen, donde se pudieron identificar flamencos, gallaretas y diversas especies de patos. Durante la experiencia, se compartieron técnicas de conteo utilizadas en el Censo Neotropical de Aves en Llancanelo, realizando una práctica de observación y registro de especies.
El recorrido incluyó una visita a La Playa de Llancanelo, donde el personal de la Delegación explicó las características ecológicas del humedal, su importancia en la conservación de aves acuáticas y su rol como sitio RAMSAR. Posteriormente, el grupo realizó un trekking hasta Carilahuquen, donde fueron recibidos por el propietario del puesto local, Ángel Lamas, quien brindó acceso a las instalaciones, conectividad y un espacio de descanso, gesto muy valorado por todos los participantes.
Además de las actividades de observación, los estudiantes de la Tecnicatura en Conservación de la Naturaleza desarrollaron prácticas de autonomía en la naturaleza, aplicando técnicas de nudos y construcción de camillas, para fortalecer sus habilidades de campo.
"Estas experiencias permiten que las personas comprendan en el terreno la importancia de conservar nuestros ecosistemas y la biodiversidad que albergan", destacó Iván Funes Pinter, director de Áreas Protegidas. "En Llancanelo, cada jornada de trabajo o de educación ambiental es también una oportunidad para sensibilizar y fortalecer la participación ciudadana en la gestión del ambiente", agregó.
Por su parte, Ignacio Haudet, director de Biodiversidad y Ecoparque, subrayó: "El trabajo conjunto entre distintas áreas del Estado, la comunidad local y los espacios educativos demuestra que la conservación se construye colectivamente. Actividades como esta nos ayudan a conectar con la naturaleza y a formar nuevas generaciones comprometidas con su cuidado".
La jornada fue un ejemplo de articulación entre el Estado, la sociedad civil y el sector académico, destacando la importancia de generar espacios de educación ambiental, investigación y participación ciudadana en torno a la conservación de los ecosistemas mendocinos.
El Ministerio de Energía y Ambiente agradece especialmente a Ángel Lamas, a los guardaparques del Área Protegida Llancanelo, a la Municipalidad de Malargüe y a las direcciones de Áreas Protegidas, Biodiversidad y Ecoparque por su compromiso y colaboración para hacer posible esta experiencia.
La observación de aves no solo permite disfrutar de la riqueza natural de Mendoza, sino también fortalecer el vínculo entre las personas y su entorno, promoviendo una cultura de respeto, conocimiento y protección de la biodiversidad.