Dieron señales de acompañar la comisión investigadora, pero a último momento se alinearon con el oficialismo; buscan un acuerdo con la Casa Rosada, que no les responde
La maniobra tuvo cuatro protagonistas: Soledad Carrizo (Córdoba) y Lisandro Nieri (Mendoza), aliados del gobernador Alfredo Cornejo; y Pablo Cervi (Neuquén) y Francisco Monti (Catamarca), del bloque "Liga del Interior", recientemente escindido de la bancada que lidera Rodrigo de Loredo. Los cuatro integraron el grupo de 14 diputados que votó al oficialista Gabriel Bornoroni como presidente de la comisión, en un empate que bloqueó su funcionamiento. La misma cantidad de diputados respaldó a Sabrina Selva (Unión por la Patria), sin lograr la mayoría necesaria.
Los radicales justificaron su decisión como un gesto táctico. Según dijeron a LA NACION, no buscaban paralizar la comisión, sino evitar que la encabezara una referente del kirchnerismo. "Si nos absteníamos, quedaba Selva, que representa uno de los extremos que no queríamos", explicó uno de ellos. Y remató, con franqueza: "Siempre supimos que Bornoroni no iba a terminar siendo presidente".
La tensión se da en plena rosca electoral. El radicalismo aún apuesta a un acuerdo con La Libertad Avanza y evita romper del todo los puentes con Milei. Pero del otro lado no hay señales. Los operadores del Gobierno esquivan los contactos y desoyen los reclamos. Ante ese silencio, la UCR decidió mover: mostró su capacidad de daño en caso de ser excluida de la escena. Fue un mensaje con forma de advertencia.
En Mendoza, Cornejo busca evitar una interna con Luis Petri, ministro de Defensa, y mandó a sus voceros a aclarar que el vínculo con Milei sigue abierto, pese a los rumores de que el Presidente no atiende sus llamados desde hace un mes. "Tenemos nuestras diferencias, pero hay diálogo", dijo un colaborador cercano al gobernador.
Los radicales "con peluca" observan con preocupación lo que ocurre en Misiones, donde al diputado Martín Arjol -pese a un acuerdo previo con Eduardo "Lule" Menem- le cerraron la puerta. Allí, los libertarios decidieron jugar solos, en alianza con el oficialismo local de Carlos Rovira.
Ese otro pacto tácito también quedó expuesto en la comisión investigadora. Bornoroni contó con el respaldo del misionero Carlos Fernández, hombre de confianza del gobernador Hugo Passalacqua, alter ego de Rovira. Una postal irónica -y reveladora- de la red de alianzas que teje el Gobierno en las sombras.