El desacuerdo se dio respecto del sistema de votación si a mano alzada o de modo electrónico.
La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández volvió a tener un tenso intercambio con quien fuera su ministro de Economía en su primera presidencia, Martín Lousteau durante el debate que se dio en el Senado de la Nación este miércoles sobre los proyectos para el nombramiento del Procurador.
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El desacuerdo se dio respecto del sistema de votación si a mano alzada o de modo electrónico.
En medio de la consulta que realizó la ex presidenta para hacer efectiva la decisión del método, Lousteau pidió que se aclarara sobre el sentido de la votación.
“Aclárelo”, solicitó la presidenta del Senado de la Nación.
Ante ello, el referente de Juntos por el Cambio señaló al resto de los senadores y pidió que todos dijeran a viva voz cuál era su opción.
Enseguida, la vicepresidenta le contestó: “Pero senador... a ver... cuando es a mano alzada, el resultado es a mano alzada. Nadie va a aclarar —le respondió mientras juntaba las manos en forma de ruego”.
Fue allí cuando otro legislador solicitó intervenir sobre el cómputo de los votos negativos. Y Cristina Fernández volvió a hacer las aclaraciones del reglamento: “Cuando es a mano alzada, precisamente no se cuentan los votos uno por uno”.
—¿Y cómo sabemos? —insistió él mientras se oía el eco de su voz.
“¡Porque lo estamos viendo!”, exclamó la vicepresidenta con las palmas hacia arriba y señalando el semicírculo frente a ella.
Y más impaciente continuó dirigiéndose al jefe del interbloque de Juntos por el Cambio: “Senador Naidenoff, a mí me gustaría que respetemos las normas. Yo he sido senadora desde el año 95. Nunca nadie se puso a contar las manos alzadas porque todo el mundo sabe cómo es”.
Finalmente, después de idas y vueltas, confusiones e intervenciones sobre si se hacía la negativa o no, se procedió a la votación de manera electrónica.
Con 41 votos, el oficialismo evitó que los senadores Lousteau y Crexell retiraran sus proyectos de ley. Por otro lado, la oposición quería evitar que el oficialismo los utilice para cambiar la mayoría requerida para la elección del Procurador general, con lo cual se iban a flexibilizar los requisitos, o para precipitar la salida del interino, Eduardo Casal.