La banana es una fruta muy noble y con múltiples beneficios para la salud, pero su rápido proceso de maduración genera un dilema constante en el hogar. En cuestión de días, este superalimento pasa de su punto óptimo a un estado blando y ennegrecido. Ante este desafío, una gran variedad de métodos caseros han circulado sin éxito, como envolver el tallo con papel film o, peor aún, guardarlas en la heladera, lo que acelera el deterioro de la cáscara.

El secreto está en el frasco hermético y la temperatura

Frente a las técnicas fallidas, especialistas gastronómicos de Directo al paladar aseguran que el truco más efectivo pasa por conservar las bananas en frascos de vidrio. Este método está enfocado en controlar dos factores clave de deterioro: el gas etileno, que acelera la maduración, y las fluctuaciones de temperatura. De esta forma, la fruta logra mantenerse fresca y amarilla por un lapso de hasta dieciséis días.

El procedimiento es sorprendentemente simple y utiliza materiales que se encuentran fácilmente en casa. Primero, se deben cortar las bananas en dos o tres partes y luego guardarlas dentro de un frasco de vidrio, asegurándose de que la tapa quede bien ajustada. Este paso reduce drásticamente la exposición al aire y al etileno, ralentizando el proceso de oxidación.

Una vez sellado, el frasco debe almacenarse en un lugar que mantenga una temperatura constante de unos 12 grados y, crucialmente, que esté libre de luz directa. Se recomienda evitar la cocina, ya que es la zona del hogar más propensa a los cambios de calor y la iluminación excesiva. Siguiendo estos pasos, las bananas se mantendrán en un estado ideal y con su estructura intacta por cerca de dos semanas.