La promulgación del decreto fue autorizado por el Sumo Pontífice pero aún no pone su firma final. En el boletín de prensa de la Santa Sede se expresa: "Durante la Audiencia concedida el martes por la tarde a su eminencia reverendísima el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Sumo Pontífice autorizó al mismo dicasterio a promulgar el Decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la beata María Antonia de San José (nacida Antonia de Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula".

Luego sumaron detalles como: "Fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires; nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero (Argentina) y fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”.

María Antonia de Paz y Figueroa vino al mundo en 1730 en Santiago del Estero. Proveniente de una familia acomodada, desde temprana edad fue agraciada con una sólida educación religiosa y espiritual, al igual que una formación intelectual, según se puede inferir de sus intercambios epistolares.

En cuanto a su milagro, se dijo que se trató del caso de Claudio Perusini. Este hombre experimentó una asombrosa supervivencia tras padecer un "ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente y fallo multiorgánico". Fue internado en la unidad de cuidados intensivos en un estado comatoso, donde la tomografía computarizada reveló un infarto extenso en el tronco encefálico. El pronóstico inicial era desalentador o sumamente reservado, con muy escasas perspectivas de recuperar una vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables.

Según la posición del Vaticano, todos los allegados y conocidos del hombre elevaron sus plegarias buscando la intercesión de la beata María Antonia de San José. Asimismo, siete individuos ajenos a su círculo de amigos y familiares también oraron por la recuperación del enfermo, solicitando la intercesión de la Beata Madre Antula.